Los ultraprocesados contienen una mínima parte del alimento natural. Poseen añadidos; predomina la sal y grasas saturadas. Foto: Ingimage
Mientras el teletrabajo y el cuidado de los niños en casa se fusionaron durante estas vacaciones, miles de personas buscan opciones rápidas para preparar los alimentos diarios. Para facilitar esta tarea, hombres y mujeres recurren a los procesados y ultraprocesados.
En la lista están el atún, la sardina, los embutidos, hamburguesas, sopas preparadas y una variedad de ‘snacks’. ¿Pero qué tan bueno resulta comerlos como parte de la dieta diaria?
La nutricionista Paola Calvopiña explica que hay alimentos procesados saludables como la leche pasteurizada, el aceite de oliva, el yogur, el queso. A estos se suman las harinas provenientes de leguminosas como el garbanzo, la mantequilla de maní, entre otros.
Están dentro de la dieta diaria porque conservan casi el total de sus propiedades y nutrientes. Al maní, por ejemplo, únicamente lo trituraron, al igual que a los granos secos.
El verdadero problema está en el consumo de productos ultraprocesados. A estos se les reconoce porque llevan más de cinco ingredientes, muchos de esos difíciles de pronunciar. Para su elaboración se usan saborizantes, aditivos y colorantes. Este es el caso de ciertos tipos de embutidos, mermeladas, galletas, cereales. En varios de estos, la presencia de un alimento natural es mínima o casi nula.
Por eso, antes de tomar un producto de la percha, la nutricionista Cristina Calderón recomienda leer la etiqueta nutricional con detenimiento y comprobar que el producto que buscamos lidere la lista de ingredientes. Es decir que, si compramos miel, el nombre de ese alimento será el primero en aparecer.
Apunta que el orden de los ingredientes está relacionado con la cantidad de cada uno. “Cuando no entiendes lo que significa un determinado componente, como la maltodextrina, por ejemplo, es mejor dejar el producto”, comenta.
Calvopiña añade que, en la medida de lo posible, hay que seleccionar aquellos enlatados o envasados que contengan la menor cantidad de ingredientes.
Recuerda que hay productos como el atún que requieren de sal o de una grasa –aceite- para conservarse en buen estado por varios meses o años.
También hay la opción de fortificarlos con vitaminas y minerales, como en el caso de las harinas o de la leche, y que igual son saludables. Al yogur, por ejemplo, le añaden lactobacilos, una bacteria benéfica para la microbiota intestinal.
El exceso de los ultraprocesados, apunta la especialista Calvopiña, es el responsable de enfermedades como la obesidad y sobrepeso, pues generan adicción. La mayoría contiene dosis exageradas de azúcar, de sal y de grasas saturadas que no son eliminadas fácilmente por el organismo.
Para que la alimentación sea equilibrada, es necesario añadir alternativas crudas. Se trata de productos que llegan a la mesa en su forma natural, libres de añadidos, como los vegetales, las carnes, los mariscos, los frutos secos, los huevos o las frutas.
Tome nota
Antes de comprar un producto chequee la etiqueta nutricional. Prefiera opciones con hasta dos ingredientes.
El azúcar en exceso aumenta el riesgo de padecer enfermedades como el sobrepeso. Posee calorías vacías.
Recuerde que los ultraprocesados contienen aditivos que simulan el sabor u olor de un alimento natural.
Procure que en su dieta abunden alimentos frescos. Incluya vegetales y proteína de calidad diarias.