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Antes de que el aeropuerto Cotopaxi corra la misma suerte que su par de Jumandy (Tena), las autoridades consiguieron que por lo menos una nueva aerolínea de carga entre a operar para llevar la producción de la Sierra central.
Los emprendedores y empresarios manabitas no han desaprovechado una sola oportunidad para sacar adelante a su provincia, luego del terremoto del 16 de abril pasado.
Bahía de Caráquez sigue siendo tranquila y hospitalaria, aunque ahora se vea y se sienta solitaria. Es cierto que los escombros la tienen un poco aislada, sin embargo, los vecinos y las autoridades se han empeñado en reactivarla.
Los cuencanos sienten que les cayeron las siete plagas y lo peor es que no saben cómo hallar la cura. La casi nula reacción de los líderes de la capital azuaya da la sensación de que Cuenca no tiene quién dé la cara por ella.
Admiración y aplausos. Lo merecen los manabitas de Portoviejo y Manta que no han perdido un solo minuto para volver a levantar sus negocios. Seguramente, de ese mismo entusiasmo deben estar contagiados en Pedernales, Jama, Canoa, Bahía...
Pareciera que a casi nadie de la ciudad de Tena le interesa el destino del aeropuerto Jumandy. Es la sensación que se tiene luego de ver la escasa reacción de sus habitantes sobre el poco uso que se da a esta infraestructura, inaugurada en el 2011.
Los japoneses tienen una máxima muy simple: el costo de la prevención es mucho más barato que la reconstrucción.
Ya que estamos con la coyuntura para elegir a un nuevo Presidente de la República, veamos si los dos candidatos se han pronunciado sobre cómo enfrentar el cambio climático y así reducir el impacto de los inviernos cada vez más destructivos o las sequías.
Cuando se ven las imágenes de puentes y carreteras partidos por la mitad surgen varias interrogantes. Por ejemplo, nos preguntamos de qué materiales están hechos, por qué no resisten al invierno, por qué se caen con las primeras lluvias, quién o qué empresa las construyó... y así podemos hacer una larga lista de inquietudes.
Cada invierno se repiten las mismas imágenes de desgracias ya conocidas: calles de ciudades o campos inundados; personas que son evacuadas en botes, porque no hay otra manera de hacerlo; fallecidos y daños materiales.
Los tsáchilas son buenos compradores, es decir son clientes seguros. Y su provincia está en un lugar, que seguramente algunas envidian: es una zona de paso casi obligada para quienes van y vienen entre la Sierra y la Costa.
Da la sensación de que cuando Esmeraldas intenta sobreponerse recibe un golpe más. Haciendo un balance no ha sido un año bueno para la ‘Provincia Verde’.
Ahora, ninguna autoridad ni los habitantes tienen pretextos para no aplicar y aprender sobre los planes para protegerse de las amenazas de erupción del volcán Cotopaxi.
El Gobierno ha dicho que su meta es concesionar el 35% (1 500 kilómetros) de las carreteras ecuatorianas hasta el 2020, bajo la modalidad de la inversión público-privada.
Emociona ver a los 14 tranvías que operarán en el sistema del Tranvía Cuatro Ríos de Cuenca. Esos vehículos con el color característico de la capital azuaya están listos para rodar, pero la obra en general sigue retrasada.
Cuenca siente alivio al contar nuevamente con su aeropuerto en funcionamiento, tras 139 días de problemas porque la pista estaba en mal estado.
Al fin se puede ingresar al Parque Nacional Cotopaxi y visitar el refugio, luego de que estuvo cerrado por la actividad eruptiva del volcán. Los visitantes y las personas relacionadas con la actividad turística están agradecidos por la apertura de esta área protegida.
Desde que los municipios asumieron la competencia del manejo del transporte público en sus ciudades, casi todos comenzaron a pagar subsidios a los transportistas con el fin de que no subieran el valor de pasaje de USD 25 a 0,30.
Aunque ya se lo ha dicho y aunque suene repetitivo, lo que ocurrió el 16 de abril en Manabí y Esmeraldas puso en evidencia la falta de preparación, prevención y una total ausencia de control en la calidad de las edificaciones. Eso no tendría que volver a repetirse, porque el terremoto del 16 de abril nos dejó la dura lección de que vivimos en una zona altamente sísmica y que cada cierto tiempo nos vamos a enfrentar terremotos. Este dato tampoco es nuevo, pero a las autoridades siempre se les olvida y también a los habitantes. Pronto se nos olvidaron los terremotos de Bahía y de Pujilí. Las réplicas y los sismos que se han producido por fuera de la franja del terremoto de Pedernales, en los últimos tres meses, nos alertan que esa zona costera sigue activa. Así sea que en un año dejemos de sentir los efectos del sismo del 16 de abril, la tierra va a seguir temblado en el centro y norte de Esmeraldas; es decir, continuará acumulando energía y presión. Los datos históricos indican que entr
Por estos días soleados vemos a un Cotopaxi con su nieve blanquísima y seductora. Pareciera que no tendríamos de qué preocuparnos, sobre todo si ya se ha derogado la alerta amarilla que se activó el 14 de agosto del año pasado tras el inicio de su proceso eruptivo.