Siguiendo el ejemplo del propio Cristo y de sus predecesores, también el Papa Benedicto XVI convoca a la juventud a reunirse con él, esta vez en Madrid. Muy jóvenes eran los pastores que anunciaron su nacimiento en Belén, proclamando con inefables voces “¡Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres de buena voluntad!”.
Apenas tenía Jesús 30 años cuando inició su vida pública y reunió en su torno al grupo inicial de apóstoles, todos menores que él, a quienes confió la misión de “ir y predicar en todo el mundo”. “Dejad que los niños se acerquen a mí” fue siempre la amorosa orden del Nazareno. Jóvenes, en su mayor parte, cuantos le recibieron en su entrada triunfal en Jerusalén aquel Domingo de Ramos.
Y Esteban, el primer mártir, ofrendó su vida cuando acababa de entrar a la hombría. Desde entonces la juventud ha sido privilegiada en la evangelización.
Veinte siglos después se mantiene igual la preocupación de la Iglesia por los jóvenes. La Acción Católica, vigorizada por Pío XI, postuló una nueva tónica para el apostolado juvenil. Los Congresos Eucarísticos Nacionales y Mundiales, dinamizados por Pío XII, estuvieron particularmente destinados a la juventud. Juan XXIII, al iniciar una renovación de la Iglesia mediante la convocatoria y celebración del Concilio Ecuménico Vaticano II, alentó aún más la participación de los jóvenes en la vida eclesial.
Fue Paulo VI quien, al iniciar los desplazamientos pontificios internacionales con sus viajes a Tierra Santa, Bombay, Nueva York para hablar ante la Asamblea General de la ONU, Fátima, Turquía, Bogotá, Kampala y Ginebra, puso en movimiento a los jóvenes que en cada lugar se reunían para acompañarle en sus viajes. El efímero pontificado de 33 días de Juan Pablo I dio lugar a la imponderable acción de Juan Pablo II, fuerte soplo del Espíritu Santo, quien en los 26 años y medio de su paso por el Vaticano y sus 104 viajes a 128 naciones, entusiasmó a los jóvenes en todas partes, incorporándoles vigorosamente a la dinamia de la Santa Iglesia.
El 12 de abril de 1987, en Buenos Aires, Juan Pablo II preside la primera “Jornada mundial de la juventud” fuera de Roma. En 1989, del 18 al 21 de agosto, durante su tercer viaje a España, preside en Santiago de Compostela, la “Segunda” . En 1991, en su cuarto viaje a Polonia, la “Tercera”. En 1993, en Denver, la “Cuarta”. La “Quinta”, en Manila. En París, 1997, la “Sexta”. Y el 15 de agosto de 2000 celebra en Roma la XV Jornada Mundial de la Juventud con dos millones de jóvenes en el Campus de Tor Vergata.
Benedicto XVI, no obstante las amenazas y hostilidad de mezquinos grupos sectarios, llegó a Madrid el pasado jueves para presidir, fuera de Roma, una nueva “Jornada Mundial de la Juventud”. Con fervor le recibieron más de un millón de jóvenes, incluidos 450 mil todo el mundo. Reciba el Papa nuestro amor y que Dios le proteja.