La arquitecta Ana MarÃa de la Torre creó espacios llenos de color con una fusión de materiales naturales y estilos entre lo moderno y antiguo. Fotos: Julio Estrella / EL COMERCIO
La arquitecta de interiores Ana MarÃa de la Torre convirtió un departamento sencillo en un espacio lleno de contraste de colores, texturas y materiales. Lo que más destaca es su interés por valorar el producto y la mano de obra local.
El departamento, ubicado en Tumbaco, se caracteriza por su calidez y funcionalidad. De la Torre lo define como un espacio que cuenta una historia, porque cada mueble y decorativo fue restaurado, hecho a mano, traÃdo de sus viajes o diseñado por ella misma.
Al preguntarle qué estilo predomina, responde que el ecléctico, y aquello es visible en cada uno de los ambientes. Al ingreso un gran espejo cubre la pared y como repisa está un tronco de madera trabajado que crea un contraste único entre lo elegante y lo rústico.
La cerámica elaborada a mano llena de color la cocina. Se optó por tonos vibrantes.
Esa misma combinación, de elementos duros y sutiles o entre lo moderno y lo antiguo, es visible en cada rincón.
La cocina está llena de color; otro de los objetivos de la arquitecta era aprovechar los espacios, por eso optó por hacer un comedor de diario en ese ambiente. En el espacio se destacan el amarillo de la pared y el azul de los asientos del comedor, también una gran lámpara de cristal. Buena parte de los muebles fueron diseñados por De la Torre, el comedor está en esa lista. Es de madera y tiene patas metálicas azules que agregan un toque cálido.
El color rompe con el esquema de una cocina plana. Eso se logró gracias a los mosaicos, hechos a mano en Puembo, que se colocaron en parte de las paredes, sobre los mesones. Tienen tonos naranja, amarillo, verde y azul que resaltan el lugar.
El comedor tiene una combinación de diseños.
El área social con salida al patio se destaca por la combinación de texturas y materiales. Para decorar el ambiente, De la Torre cuenta que los muebles de la sala fueron determinantes, pues son un elemento con historia, son de los años 70.
Los encontró en la casa de un familiar, son de madera con juntas metálicas y tapiz de cuero. Para traerlos a la ‘vida’, restauró la madera e hizo un retapizado. Agregó el toque moderno con un par de asientos con tela peluda en color blanco y una mesa de espejos, también diseñada por ella. Resaltan mesas auxiliares de madera fabricadas en la ciudad y cuadros de una artista local.
La madera y espejos son parte clave de la decoración.
Otro detalle en el ambiente social es el bar. La arquitecta indica que, bajo la idea de optimizar los espacios se creó un bar en un vacÃo que quedó en la pared que da hacia la salida al patio. Se colocaron puertas talladas en color blanco y dentro, un mesón de cuarzo, una nevera de vinos y repisas. También optó por espejos en el fondo para tener luz y profundidad.
Los materiales naturales predominan en el exterior.
La parte exterior tiene una chimenea. En ese espacio resalta una mesa de centro con estructura de madera y mosaicos en la cubierta. La arquitecta tiene planeado ampliar ese ambiente porque es uno de los favoritos de la vivienda.