Este jardín natural está sobre tierra alivianada, colocada en una terraza de cemento, en Cumbayá. Crece con riego manual y constante. Las jardineras tienen formas orgánicas. Foto: Julio Estrella/ CONSTRUIR
Después de sortear el calor y el tráfico de la ciudad la morada de Ivonne Vásconez se convierte en el lugar ideal para recuperar energías. Los visitantes pueden hacerlo bajo la sombra de un árbol de aguacate con más de 50 años o junto a una pequeña cascada.
Esas fuentes de energía están rodeadas de vegetación de diferente tono y tamaño, y organizadas armónicamente alrededor de la vivienda de Vásconez, que luce una fachada que se conecta con la naturaleza.
De eso, precisamente, trata el paisajismo arquitectónico, definido como el arte de proyectar, planificar y diseñar espacios respetando la configuración del medio ambiente de forma consciente.
De acuerdo con los especialistas, intervienen criterios técnicos relacionados con el diseño de espacios exteriores y con la arquitectura física, y conocimiento de las especies.
Vásconez es gerente de Barro y Flor, empresa que empezó produciendo plantas ornamentales y que ahora se dedica al diseño y construcción de jardines. Sus diseños están en urbanizaciones, viviendas individuales y hasta en terrazas de torres de departamentos.
Estos jardines de urbanización tienen piedras de río y de cascadas de Pichincha. Foto: Julio Estrella/ CONSTRUIR
En Cumbayá, en el proyecto Armonnia I, cuyo diseño y dirección arquitectónica estuvo a cargo de Pablo Dávalos Arquitectos, por ejemplo, hay un jardín con formas orgánicas en una azotea desde donde se aprecia todo el valle.
Los ejemplares con colores vistosos fueron sembrados sobre la tierra alivianada que se colocó sobre el cemento. Los jardines guardan armonía con la construcción, pues son plantas y árboles que crecen hasta una altura determinada.
En la casa de Vásconez, implantada sobre un terreno amplio, hay incluso palmeras que alcanzan los 10 metros de altura. Llaman la atención de los visitantes, dejando al descubierto el diseño de la fachada.
De esa selección, precisamente, se encargan Rafael Carrión, diseñador, y la arquitecta Belén De Vacas, de Arquemio. Los diferentes tipos de árboles y plantas deben dialogar con la construcción, y para lograrlo ellos incluso aprovechan espacios ‘vacíos’ dentro de la casa para vincular el jardín exterior con el interior.
Este es un proyecto de Arquemio. Estos jardines de urbanización tienen piedras de río y de cascadas de Pichincha. Foto: Galo Paguay/ CONSTRUIR
Lo hacen a través de jardines naturales verticales o de jardines temáticos. Para crear ambientes reales los expertos se valen de recursos como piedras volcánicas o de río, esculturas, cascadas y luz artificial. Si buscan destacar la copa de un árbol, por ejemplo, colocan luminarias empotrables en el piso. Otras veces la luz ilumina a las plantas de menor tamaño.
Dependiendo de las necesidades del cliente se selecciona la edad de las plantas.
Según Belén De Vacas hay personas que prefieren un jardín desarrollado y para eso es necesario recurrir a especies en varias ciudades del país -sobre todo del Oriente- o incluso importar. “La sensación es diferente cuando tienes un jardín maduro”.
Los especialistas combinan diferentes tipos de especies y también de piedras. Foto: Julio Estrella/ CONSTRUIR
En un reciente proyecto, Arquemio desarrolló un paisaje en el que árboles de gran tamaño rodean una casa de dos pisos. Desarrollaron su proyecto junto al arquitecto que estaba a cargo de la construcción.