El centro de saberes andinos Jatun Yachay Wasi
está frente a la laguna de Colta, Chimborazo. Foto: Glenda Giacometti/EL COMERCIO
Los durmientes de las duras maderas de caoba y moral, que durante unos 30 años sirvieron como soporte para las vías ferroviarias, hoy son las paredes y techos de los consultorios médicos y oficinas del instituto de saberes andinos Jatun Yachay Wasi.
Los estudiantes de la carrera de Construcciones Andinas de esa academia, se propusieron utilizarlos para adaptar el estilo constructivo vikingo, popular en el norte europeo, a la región andina.
Ellos recibieron los maderos cuando se inició la remodelación de la línea férrea en Chimborazo. “Nuestros estudiantes aprenden a utilizar los recursos que tienen disponibles y transformarlos en materiales para construcciones sustentables, sostenibles y confortables”, cuenta Wiliam Balseca, docente de la carrera.
El proceso de diseño de la edificación se inició con un estudio de la cultura vikinga y las construcciones de estilo vernáculo, que se realizaban en el continente europeo entre los años 800 y 1100.
Según Balseca, en esa temporada la madera de pino se utilizaba para la construcción de cabañas, por sus propiedades térmicas. La madera podía conservar el calor interior a pesar de las bajas temperaturas.
Otra cualidad importante de esa cultura es la distribución de techos y paredes. Se hace sin necesidad de vigas centrales o columnas, pues los maderos se acomodan de manera que pueden soportar el peso.
Este estilo constructivo se consideró adecuado para la región andina, por el clima y la topografía del terreno. El Instituto está ubicado frente a la laguna de Colta, en el sur de Chimborazo, y en las noches el clima gélido puede descender hasta los 7 grados centígrados.
Sobre los consultorios también se colocó un ‘techo vivo’, una cubierta vegetal de césped y plantas andinas relacionadas con la energía. Este tipo de cubierta también funciona como una alfombra térmica.
En el interior de los consultorios, los yachaks realizan curaciones, masajes y limpiezas energéticas. Por lo que mantener una temperatura agradable es un elemento importante. Allí también pernoctan los estudiantes que participarán en las ceremonias andinas que, frecuentemente, se realizan en la madrugada.
Los maderos que se utilizaban en las líneas ferroviarias provienen de bosques amazónicos y habían sido tratados para su conservación.
Sin embargo, los estudiantes los pulieron, cortaron y trataron con varias capas de laca para lograr un acabado brillante, resistente y estético.
Luego trabajaron en la distribución de las paredes y techos. Se colocaron los maderos para que coincidieran de forma exacta, sin agujeros o fisuras. En el techo se colocó una malla estructural y la losa se fundió directamente sobre la madera.
Para concluir, para privilegiar la decoración rústica se colocaron lámparas hechas en yuntas de madera antiguas, asientos de piedras andesitas, plantas endémicas y otros elementos ornamentales. El instituto invirtió USD 12 000 en la edificación.