La dirección del proyecto prevé que los trabajos culminarán a inicios del próximo año. Fotos: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
La antigua cárcel de mujeres, ubicada en el Centro Histórico de Cuenca, está en recuperación y tendrá un nuevo uso. Esta casona patrimonial, con más de 80 años de antigüedad, fue edificada con técnicas ancestrales de construcción.
Las paredes de la primera planta son de adobe, y las del segundo piso son de bahareque. El techo es de teja artesanal, que descansa sobre una estructura de madera. Las vigas de los pisos, así como los pilares del patio principal y del secundario son eucalipto.
El proceso de recuperación empezó hace seis meses y se prevé que culminará en los primeros meses del próximo año, dice el director del proyecto, Claudio Ullauri. Según este arquitecto, pese a que fue la cárcel de mujeres durante varias décadas, estaba en condiciones aceptables.
El tumbado del salón principal y de la habitación de al lado está cubierto con latón decorado a mano.
La casona tiene un estilo arquitectónico neoclásico, con una influencia francesa que se registró a inicios del siglo XX en la capital azuaya. La fachada es de ladrillo gigante (40 cm de largo por 20 cm de ancho y 7 cm de alto) que ofrece alta resistencia, dijo Ullauri.
Las paredes de adobe tienen 80 centímetros de ancho. Están compuestas de dos hileras de adobe. Cada uno tiene 40 centímetros de ancho. “Tienen una función estructural porque deben soportar el peso del segundo nivel”.
La casona patrimonial, que tiene más de 80 años, cuenta con cerca de 20 amplias habitaciones.
En las paredes de la segunda planta se empleó el bahareque. Ullauri explica que es un sistema constructivo que está conformado por pilares y soleras (vigas horizontales) de madera, palos cruzados, carrizo. Todo está cubierto con el revoque que es barro podrido y paja gruesa para que no se adhiera.
También, tiene empañete, que es guano de caballo desmenuzado con tierra amarilla.
El cielo raso del salón principal está cubierto con latón metálico y pintado. En el resto del tumbado de la vivienda “hay un trabajo extraordinario en madera”, señaló Ullauri.
La fachada es de ladrillo y ya tuvo una intervención.
Es de madera con tiras de 3 centímetros y “sirven para ocultar las uniones de las piezas”.
En los perímetros del cielo raso hay cornisas de madera pintadas a mano. En el piso del patio principal se colocará cerámica, que evoca diseños de baldosas artesanales, que se emplearon en el siglo XX.
El inmueble tiene un área de construcción de 1 080 m² y está emplazado en un terreno de 973 m². El proyecto de recuperación consta de dos fases. En la primera se intervendrá desde la fachada hasta la segunda crujía. En la otra se trabajará en el segundo y tercer patio. La idea es que funcione una institución, señaló Ullauri.