Con bastante luz se puede aprovechar el uso del color negro en accesorios y mobiliario. Foto: Patricio Terán / Construir
Cuando se piensa en la decoración de la casa, la iluminación es clave. Los profesionales del interiorismo la usan, tanto para focalizar puntos específicos como para ampliar un espacio pequeño.
Pero la luz artificial es solo un complemento de lo que se puede lograr de forma natural. De ahí que la arquitectura de un lugar sea la base de lo que luego serán los acabados y el diseño interior, indica Carolina Zambrano, arquitecta. Por esta razón, la cantidad de ventanas o puntos de luz que se apliquen a la construcción, para que ingrese la luz natural, tendrá incidencia en el resultado final.
Según Zambrano, la entrada de luz, además de revivir un espacio, permite tener más opciones en cuanto a la decoración. “Se puede jugar mejor con los colores y dimensiones de muebles y accesorios porque no hay riesgo de minimizar visualmente un espacio”. Si se trata, por ejemplo, de un departamento un tanto amplio y con la posibilidad de grandes ventanales, la propuesta de la arquitecta es reemplazar una pared entera por ventanas corredizas en la zona correspondiente a la sala y al comedor.
Con esta posibilidad sugiere el uso del color negro, que, su opinión, es un tono con el que hay que tener bastante tino para no saturar. Una gama de grises se podría utilizar en la sala: sofá gris con cojines negros, combinados con una réplica de la silla Barcelona en cuero negro, a manera de poltrona o auxiliar.
Las mesas de centro y esquineras pueden marcar el contraste en un tono más claro, al igual que los accesorios. Una alfombra central que combine negros y grises le da el toque final. En un departamento pequeño, en cambio, Zambrano también apuesta por ventanales para conseguir luz natural y que se vea más amplio. Pero en este caso, con más cuidado en los colores, ya que los oscuros tienden a reducir una zona.