Desde que asumió el Servicio de Rehabilitación, el 22 de julio pasado, ¿qué ha encontrado en las cárceles?
Es dramático lo que sucede en las prisiones, pero no se puede hacer un análisis sin tomar en cuenta el tema nacional. Lo que el Ecuador está sufriendo es una amenaza contra el Estado. Por eso, este gobierno está desarrollando un plan integral de seguridad y uno de sus componentes es el tema penitenciario. Es un componente que amerita una atención por la connotación y la potencia que tiene en la seguridad integral del país. El Estado ha perdido, en gran parte, su soberanía y no ejerce la imposición de la ley y el orden dentro de las cárceles. Esa es una verdad y eso hay que revertir. El Estado debe imponer la Ley y el orden en contra de la violencia. Esto es provocado por un grupo minoritario de presos. Ellos imponen el terror, la violencia y una serie de condicionamientos.
¿Qué hacer ante esta crisis?
Este tema no es de ahora. Es la acumulación de varios años en los cuales se han desarrollado muchísimos factores adversos que permiten que se generen actos que atentan contra la seguridad nacional. Detrás de la amenaza contra el Estado están carteles del narcotráfico, el crimen internacional y las mafias nacionales. Es un conjunto de elementos que acumulados son una presión dominante, detrás de la cual está un poder igual o superior al del Estado. Estamos enfrentándonos al narcotráfico y al crimen internacional. Esta amenaza es de origen nacional e internacional. Esto está relacionado con lo que pasa en las prisiones.
¿Es verdad que las llaves de las celdas no las tienen los guías penitenciarios, sino los detenidos?
Un guía penitenciario gana USD 700 y no tiene armas. Al frente de él se encuentran 100 o 150 presos que tienen el poder del narcotráfico, el dinero y las armas. ¿Quién tiene las llaves? La respuesta es clara. Eso hay que revertir. Esa es la realidad y no voy a mentir al pueblo ecuatoriano. Además, el ambiente de las cárceles se ha convertido en mazmorras. 40 000 presos y 30 000 espacios para que estén estos seres humanos. Usted cree que ahí no va a haber delincuencia, narcotráfico y armas, claro que hay. Entonces eso hay que corregir. Esa corrección no va a ser a corto plazo, sino a mediano y largo plazo. Pero ahora hay que tomar medidas sobre todo operativas para controlar y que el Estado tenga la iniciativa.
¿Hoy ya tienen las llaves?
Estamos recuperando el control de 40 000 presos en unas mazmorras y vamos a hacer lo que tengamos que hacer, para imponer la soberanía del Estado, pero respetando las leyes y los derechos.
El presidente Guillermo Lasso dispuso la presencia de militares afuera de las cárceles, pero eso no dio resultados ni en el 2019 ni en el 2020.
Hoy está un nuevo gobierno que está asimilando lo que le dejaron. Esto no es de ayer ni de dos años. Esto es una acumulación de varios años. Las vulnerabilidades están ahí, hay que irlas corrigiendo, pero es sumamente complejo. Hay un marco jurídico, una Constitución, las leyes, los derechos humanos. Es terriblemente difícil tomar decisiones y sobre la dureza siempre se debe considerar al ser humano; no se debe perder la humanidad. No es cuestión de entrar a bala limpia, hay que entrar con la fuerza suficiente y oportuna para hacer entender que el Estado es el que controla. La disuasión es un efecto estratégico de un sistema. Esa disuasión se ha perdido por parte del Estado y hay que recuperarla.
¿Cómo hacerlo?
Hay dos pilares. Primero son los recursos, los medios y el otro es la voluntad de emplear esos medios.
Por eso es necesario que el Estado actúe, pero el denominado Organismo Técnico de Rehabilitación no se ha reunido por más de 70 días. No hay ni Presidente, que debe ser nombrado por Guillermo Lasso.
Estoy convencido que el Presidente de la República lo designará en esta semana. Hay que hacerlo. Para eso hay que sentarse, analizar quién debe dirigir ese organismo, porque este Directorio es el que genera las políticas penitenciarias.
En cuanto a la rehabilitación como tal ¿cómo está la educación dentro de las cárceles?
No puedo mentir. Quien controla los pabellones es el narcotráfico y el crimen organizado. En ese ambiente no se puede hablar de rehabilitación. Por eso queremos rescatar y defender los derechos humanos de la gran mayoría para que puedan tener un ambiente racional para que puedan rehabilitarse y lograr la reinserción, pues esa es la finalidad del sistema.
También hay fallas en la atención médica, en la atención de salud física y mental de los presos.
Existen tremendas vulnerabilidades, porque así ha pasado y hay que corregir.
¿Es verdad que se quiere privatizar los centros penitenciarios?
No es cierto. Lo que yo he dicho es que debemos explorar alternativas para primero liberar recursos y liberar también misiones como las que ejercen la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas. No he dicho que hay que ingresar al interior de las cárceles con seguridad privada. Lo que he dicho es que desde el último filtro hacia afuera se puede pensar en contratar seguridad privada para que ese cuerpo cumpla con el tema que ahora están ejecutando los policías. No estarían al interior, sino en la etapa donde hay que bloquear el abastecimiento de armas y otros elementos ilegales. Yo no he dicho que se va a hacer, he dicho que hay que estudiar algo diferente a lo existente.
Su trayectoria
Coronel retirado del Ejército. Fue director de la Academia de Guerra, asambleísta nacional, miembro del Parlamento Latinoamericano y Parlamento Andino, Co-presidente del Grupo de Trabajo del Parlamento Europeo y Parlamento Latinoamericano.