Pedro Castillo asumió el poder juramentando que buscará una nueva Constitución. El profesor de escuela reivindicó su origen rural y popular.
La ceremonia del traspaso del poder fue todo un mensaje de efectos simbólicos, desde la misma vestimenta del presidente Castillo, con aquel sombrero de la región de Chota que le acompañó en toda la campaña presidencial, hasta la jura de cambiar la carta fundamental.
Varios jefes de Estado estuvieron en la asunción del poder, entre ellos, los presidentes de Chile, Bolivia, Argentina, Colombia, Ecuador y el Rey de España, quien siempre asiste como Jefe de Estado español.
La presencia de los mandatarios es un reconocimiento a la expresión de la voluntad popular por encima de diferencias ideológicas.
La lucha política marcó al Perú tras la cascada de denuncias de corrupción que acompañó a varios expresidentes y salpicó al conjunto de la clase política, haciéndole perder credibilidad ciudadana.
En medio de ese escenario de desprestigio, Pedro Castillo ganó con Keiko Fujimori su paso a la segunda vuelta electoral, entre 18 candidatos inscritos, que supusieron una gran dispersión de fuerzas contendientes.
El balotaje fue apretado y hasta hace pocos días no se proclamaron los resultados oficiales cuyos números se pudieron conocer con los sondeos a boca de urna y en la misma noche de los comicios con porcentajes parecidos a los de la proclamación oficial. Keiko Fujimori impugnó los resultados que terminó aceptando, pero Perú se polarizó en grado sumo.
Un primer reto para el Presidente será el manejo de su relación con el Congreso, que colocó a la cabeza a la diputada conservadora de Acción Popular María del Carmen Alva y en la mesa directiva tres parlamentarios más de oposición a Pedro Castillo.
La inmediata señal que se espera del Presidente es el nombramiento de su gabinete ministerial, dilatado por ahora. Por el tono de su discurso parece inminente la convocatoria a una Asamblea Constituyente y, acaso un cambio de modelo económico, político y social. Ya se verá…