En un mundo digitalizado, la era de la Inteligencia Artificial (IA) emerge para cambiar
las reglas del juego y redefinir muchas áreas del quehacer humano, poco a poco
quedan atrás las escenas de ciencia ficción que aparecían en las películas.
En la década de 1960, la inteligencia artificial (IA) surgió como una rama emergente
de la informática, impulsada por la visión de científicos como John McCarthy, Marvin
Minsky y Allen Newell. Fue McCarthy quien acuñó el término “inteligencia artificial“
en 1956 durante la conferencia de Dartmouth, un evento que muchos consideran el
nacimiento oficial de la IA. Los primeros esfuerzos se centraron en el desarrollo de
programas capaces de realizar tareas específicas que requerían inteligencia
humana, como jugar al ajedrez o resolver problemas matemáticos.
A pesar del optimismo inicial, los investigadores pronto se enfrentaron a
limitaciones significativas. La capacidad computacional de la época y la falta de
datos adecuados restringieron el progreso. Durante los años 70 y 80, el campo
experimentó varios periodos conocidos como los “inviernos de la IA“, marcados por
la disminución de la financiación y el interés debido a los resultados
decepcionantes.
En los años 90, la IA experimentó un renacimiento gracias a avances en la capacidad
computacional y la disponibilidad de grandes volúmenes de datos. Algoritmos más
sofisticados y la adopción de técnicas como las redes neuronales artificiales
llevaron a logros notables, como la victoria de Deep Blue de IBM sobre el campeón
mundial de ajedrez Garry Kasparov en 1997.
El verdadero auge de la IA llegó con el siglo XXI, impulsado por el crecimiento
exponencial de los datos y la mejora en la potencia de procesamiento. El aprendizaje
profundo (deep learning), una subcategoría del aprendizaje automático (machine
learning), permitió a las máquinas analizar y aprender de grandes conjuntos de datos
con una precisión sin precedentes. En 2012, un algoritmo de aprendizaje profundo
desarrollado por un equipo de Google demostró una capacidad notable para
identificar objetos en imágenes, marcando un hito en el campo.
Un hito importante introducido en el artículo titulado “Attention is All You Need” l
equipo de investigadores de Google Brain y Google Research en 2017, explican
nuevo modelo llamado “Transformer“, siendo esto un avance significativo en el
campo del procesamiento del lenguaje natural (NLP) y se estableció las bases de lo
que hoy tenemos con la IA generativa como ChatGPT, Claude, Gemeni y otros que
seguirán avanzando. Esto es como le enseñamos a leer a la IA y fue despacio como
un niño escolar hasta uno universitario y ahora con este método es como haber
incorporado las técnicas de lectura rápida a un Phd.
El impacto de la IA es disruptivo, es decir, cambia los modelos anteriores y los vuelve
obsoletos en el campo del trabajo, educación, transporte, robótica, medicina,
industria financiera y más.
Ahora se puede decir que “El internet democratizó el acceso a la información,
mientras que la IA democratizó el acceso a la inteligencia.”
El impacto en la educación será brutal, pues mientras “el internet permitió la
educación en línea, la IA permite ya la personalización del aprendizaje para cada
estudiante.”
Muchos me consultan a diario, ¿la inteligencia artificial reemplazará a los humanos?
No, pero definitivamente transformará las plazas de trabajo. El trabajo operativo que
hacían 5 personas, lo podrá hacer 1, abriendo la oportunidad de mejorar las
competencias de las 4 y potenciar sus servicios en labores estratégicas y creativas.
También plantea desafíos éticos y sociales. La privacidad de los datos, el sesgo en
los algoritmos. Los expertos abogan por la implementación de políticas y
regulaciones que garanticen un desarrollo responsable de la IA.
Desde sus humildes comienzos en los años 60 hasta su integración omnipresente
en la sociedad moderna, la inteligencia artificial ha recorrido un largo camino. El
internet fue la revolución de la información el siglo pasado, hoy la IA es la revolución
de la inteligencia. Su evolución continúa moldeando el mundo en formas
inimaginables, ofreciendo tanto oportunidades como desafíos que la humanidad
deberá abordar con sabiduría y ética.