El interés por mantener una alimentación basada en plantas sigue creciendo.
La nutricionista María José Sánchez asegura que, tras la pandemia, entre dos y tres personas la visitan cada mes en busca de una guía para reducir la ingesta de productos derivados de animales y priorizar el consumo de alimentos vegetales. Y es que, aunque dar el salto parezca sencillo, aquello requiere de mucha planificación.
Algunos de esos hombres y mujeres llegan al consultorio luego de un intento fallido. Sucede -explica la especialista- porque, de la noche a la mañana, eliminan la carne de res, de pollo o los mariscos.
La clave para hacer de la dieta basada en plantas un estilo de vida consiste en cumplir con ciertos procesos.
La reducción de los productos de origen animal, por ejemplo, debe ser paulatina.
Así, precisamente, es como Jessica Torres (32 años) cumplió una década en el mundo del vegetarianismo. Ella primero descartó el consumo de carne roja. Luego eliminó la carne de aves de corral y, después, los mariscos. Dejar el pollo, por ejemplo, le tomó alrededor de un año.
Gabriela Andino -chef especializada en comida vegetariana- mantiene una alimentación basada en plantas desde hace cuatro años. Admite que la transición fue más llevadera tras graduarse de la universidad, pues durante los años de estudio descubrió que es posible lograr platillos ‘verdes’ sabrosos y nutritivos.
Asegurarse de que el desayuno, almuerzo y cena contengan todos los macro y micronutrientes también es importante para mantener ese plan de alimentación.
El déficit de nutrientes -que se traduce en mareos, cambios de humor, fatiga, cansancio y hasta en anemia- muchas veces obliga a las personas a retomar viejos hábitos.
Las personas piensan que solo deben comer lechugas y tomate, o una ‘montaña’ de arroz o pasta. “Desconocen que los hongos son ricos en proteína”, afirma Andino.
Por eso, en caso de carecer de asesoría nutricional, Torres y Andino sugieren investigar. En la Internet, por ejemplo, abundan guías realizadas por investigadores para adoptar esa dieta, mientras que en las redes sociales expertas comparten consejos para hacer más llevadero el proceso.
El ‘tip’ más frecuente promueve la suplementación de la vitamina B12, la única que escasea en los productos de origen vegetal y que abunda en la carne de res.
Y aunque mucha gente prioriza el consumo de alimentos de origen vegetal para, con el paso del tiempo, convertirse en vegetariana o vegana, Sánchez apunta que para sacarle provecho a esta tendencia basta con reducir de siete a tres días el consumo de carne roja, por ejemplo. “No es necesario descartarla por completo”.
¿Con qué se la reemplaza? Las leguminosas como el garbanzo y las lentejas son una gran alternativa. El tofu, un derivado de la soya, también está en la lista de opciones. Esos alimentos son ricos en proteína, un macronutriente indispensable para el correcto funcionamiento del organismo; interviene en la formación de cartílagos y músculos.
Sánchez explica que una persona que lleva una alimentación basada en plantas reduce el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, hipertensión y ciertos tipos de cáncer, pues las frutas y vegetales contienen grandes cantidades de antioxidantes. Esos micronutrientes son los encargados de controlar la producción de radicales libres, responsables del envejecimiento de las células e inflamación de los órganos.