El jacinto es nativo de Turquía, Siria y Líbano. Se cultiva en Europa desde el siglo XVI y fue introducido desde Turquía en 1562.
El jacinto se puede cultivar tanto en jardines -ya que se presta a adornar avenidas, borduras, rocallas y prados- como en macetas y en recipientes con agua, pues es muy apreciado por su perfume.
Para el cultivo en jardines se plantan en otoño, por grupos de igual colorido, a una profundidad de 10 cm.
Se cultiva por bulbos y también por semillas. Esta planta requiere un suelo bien drenado, no apelmazado y exento de piedras. El pH debe estar entre 6 y 7,5. El nivel del agua debe estar cerca de la superficie (de 40 a 60 cm).