El inmueble, destinado a promover la cultura, fue construido con materiales de la zona, como piedra y arena. También hay adobes de tierra. Fotos: Washington Benalcázar para EL COMERCIO
La zafra de la caña de azúcar, el baile de la música bomba, la costumbre de la mujer de llevar las cargas en la cabeza…
Las escenas cotidianas de la vida de los afrodescendientes del valle del Chota, ubicado entre Imbabura y Carchi, inspiraron a Alicia Villalba, para decorar el centro cultural, que construye en Carpuela, Ibarra.
“Se trata de un sueño que iniciamos hace 20 años, con la elaboración de máscaras de cerámica. La idea es promover la cultura afrochoteña”. Así comenta la artesana, que también confecciona vestidos con diseños étnicos.
Junto con su esposo, Patricio Bernardo, decidió construir un local que resuma la historia, costumbres y tradiciones de los afrodescendientes de la Sierra norte del país.
Para ello construyeron un inmueble de una planta, aprovechando los materiales de la zona. Las bases y las paredes están elaboradas con piedras redondas que recogieron en el caudaloso río Chota.
Los colores evocan la naturaleza. El tono café resalta la tierra y el verde, la flora. Las máscaras complementan la decoración.
En la parte superior de los muros se acomodaron adobes de barro, reciclados de casas antiguas de la localidad.
Pero, la decoración interior es la que refleja las raíces africanas, asegura Bernardo. Las paredes están pintadas con colores que evocan la naturaleza. Una parte tiene tono café, que representa la tierra; y otro verde, a la flora.
También, resalta un sinnúmero de singulares baldosas brillantes con íconos africanos. En una de ellas, con el fondo blanco, sobresale en las paredes la silueta, en color negro, de dos niños bailando, tambores, lagartijas, laberintos…..
En otras cerámicas, en color café, ubicadas sobre las mesas, hay la figura de un hombre y una mujer afros sentados.
Pero, quizá el eje que atrae la atención visual de este sitio es una columna en el centro del salón. Ahí Villalba diseñó, con masilla de cemento, escenas de la mujer y hombre en las faenas agrícolas. También del almuerzo en el campo, junto a los sembríos de caña y fréjol.
La pareja explica que previo a la decoración de este sitio, ubicado en el sector de Bellavista, en la comunidad de Carpuela, a un costado de la carretera Panamericana, realizaron una investigación.
El salón tiene plantas decorativas. El local se convertirá en una galería de comida, ropa y bisutería afrochoteñas.
“En los poblados captamos escenas de la vida cotidiana. También, realizamos investigaciones de dibujos africanos”, comenta la artesana.
Para Carlos Andrade, director de la Fundación Piel Negra, de Imbabura, lo importante de este trabajo es la búsqueda de identidad. Asegura que Villalba está recuperando los saberes ancestrales. Ese es su mérito.
Espera que el diseño de este centro cultural influya en las construcciones de sus vecinos, que en muchos casos han dejado de lado los materiales y técnicas ancestrales de construcción.
Este proyecto cultural es ambicioso. El local se convertirá en un restaurante de comida típica afrochoteña. En uno de los salones se exhibirán vestidos africanos. En otro bisutería.
Varias máscaras con rostros de afrodescendientes complementan la decoración interior.
Por lo pronto, técnicos de turismo de Imbabura han visitado el lugar, que promete convertirse en uno de los destinos más novedosos de la zona.
La inauguración de este lugar, con decoración étnica, está prevista para el 19 de agosto.