Ya están aquí. Pero son aún raros para la categoría del hombre actual, tan acostumbrado al lujo y a la tecnología.
Lo cierto es que los tabiques de papel de periódico, los jardines en los tejados, los urinarios domésticos, las cubiertas de aserrín reciclado o las paredes de ‘tetrapak’ se introducen poco a poco en los hogares.
Talleres y arquitectos pioneros, como Al Borde, Torno, Daniel Moreno, José María Sáez, Fernando Hinojosa, Barro Viejo y un puñado más tratan de incorporar estos y otros materiales y técnicas en sus construcciones.
Son algunas de las sorpresas que depara la arquitectura sostenible.
La novedad no es novelería, sin embargo. Los materiales reciclados, las paredes que cobran vida de periódicos desechados, los muebles que aprovechan el corcho, las maderas de embalaje (palets) o las viejas correas de seguridad de los automóviles tienen dos valores intrínsecos que los hacen interesantes: son poco contaminantes y muy económicos.
El regreso del urinario a las casas es uno de los mayores redescubrimientos. Arquitectos como el italiano Luca Lancini lo defienden sin reservas, pues supone un ahorro de hasta el 80% del agua con respecto al retrete.
El reciclajedel agua de lluvia para todos los usos no potables (la lavadora o el lavavajillas), la depuración de las aguas grises (procedentes del lavamanos y la ducha) y las negras (procedentes del inodoro) para el riego del jardín son otras innovaciones que se hacen comunes, sin que afecten el confort de sus moradores.
Así es que ya sabe. Si quiere ahorro y ecología, agénciese un urinario y colóquelo en un baño, o siembre lechugas en la azotea de la casa… Nunca estarán demás.