Pizza Zú atrae clientes con sus pizzas gigantes y repletas de queso

La especialidad Karnivora es la favorita de los clientes y lo fue también de los chefs. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO

La especialidad Karnivora es la favorita de los clientes y lo fue también de los chefs. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO

En una calle de Pomasquí, en el norte de Quito, se ubica el local de Pizza Zú. El olor a pizza viaja desde la cocina y llena el pequeño espacio en donde los comensales esperan pacientemente. Cajas de pizzas gigantes que salen de cuando en cuando para ser repartidas a domicilio.

La pizzería es quizás la más popular del sector: la entrada y salida constante de clientes lo demuestra. Se especializan en el servicio a domicilio y para llevar, claro que si alguien no se aguanta las ganas de devorar un pedazo ‘in situ’ lo puede hacer en el área de las barras.

El emprendimiento saltó al mercado hace aproximadamente 11 años, en la época del ‘boom’ de las ‘pizzas de a dólar’. Nació como una iniciativa familiar, y lo sigue siendo ya que todos los miembros de la familia Cabrera participan y tienen sus tareas y responsabilidades.

Javier Cabrera, uno de los propietarios, cuenta- en uno de sus escasos momentos libres en los que no está tras el mostrador- que antes de embarcarse en el negocio solían, muy a menudo, cocinar pizzas en casa.

La especialidad Karnivora es la favorita de los clientes y lo fue también de los chefs. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO

Esas recetas totalmente caseras, fueron las que evolucionaron, maduraron con el tiempo y que ahora se exhiben en el menú a modo de especialidades. Jorge Cabrera, papá de Javier y la cabeza de Pizza Zú, menciona además que tienen sus condimentos y secretos- tanto en el proceso como en el uso de ingredientes- para hacer pizzas únicas en su tipo.

Las pizzas son netamente artesanales, continúa Jorge, y las hacen en ese momento, es decir, un par de minutos después de que el cliente hace el pedido. La masa se hace el mismo día, en la tarde, y si las reservas faltan se preparan nuevos lotes, en ese instante y desde cero. Por eso, sobre todo cuando la demanda es alta, los tiempos de espera suelen extenderse.

El pedido de la degustación, la última del recorrido, llega tras aproximadamente 20 minutos. Al abrir la caja se vislumbra una pizza mediana de buen tamaño, en la que se han combinado cuatro variedades: la Tradicional Zú, la de la casa; la Meztiza, con choclo tierno y chorizo parrillero; la infaltable Hawaina; y una de las últimas adiciones de la carta, la Karnivora, con carne molida y BBQ.

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En el menú se advierte, abundante queso, y se cumple al saborear. Este producto lácteo, por su cantidad y calidad, hila, un espectáculo que antecede a un éxito en el paladar. Javier señala que sus pizzas “van siempre con bastante queso, es una de sus cualidades” y que lo colocan como toque final, encima de las guarniciones.

El buen gusto del queso, además de darle jugosidad al conjunto, combina armoniosamente con los embutidos y vegetales, dictaminan los chefs Pablo Cruz y Alfredo Salazar. Se nota, asimismo, la frescura de los productos, efecto de su preparación prácticamente en ese instante, complementan los chefs.

Tanto en la salsa como en la masa se distingue al catar la elaboración casera. Para ambos elementos desarrollaron una receta, ya estandarizada, acota Javier. Y aprovecha para destacar que todas las especialidades de pizzas cuestan lo mismo, para que al momento de elegir no pese el bolsillo sino el gusto.

Precios: Pequeña (para dos personas) USD 1,85- Gigante (para 12 personas) USD 17,90

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