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Alimentos contaminados enfermaron a 24 000 personas en 2018

Omar Vargas brinda recomendaciones sobre alimentos saludables, a pacientes que acuden al centro de salud Martha de Roldós, de Guayaquil.

Omar Vargas brinda recomendaciones sobre alimentos saludables, a pacientes que acuden al centro de salud Martha de Roldós, de Guayaquil.

En la feria del Mercado Sanito, que se desarrolla cada sábado, se venden productos orgánicos, en el Malecón 2000, del Puerto Principal. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

La avena melosa mezclada con panela, trocitos de cacao, coco y ajonjolí produce una explosión de gustos en la boca. Es un bocado, pero claramente puede distinguirse cada sabor.

Desde hace 10 años, Edwar Huayamabe produce Granola Feliz, combinación de cereales libres de químicos que prepara en familia. “Mi salud se afectó y perdí casi 90 libras. Me recuperé solo con cereales”. Cada sábado lleva su producto al Mercado Sanito, feria de alimentos saludables en el Malecón 2000 de Guayaquil.

Los alimentos seguros son aquellos libres de bacterias, virus, parásitos y sustancias químicas. La Organización Mundial de la Salud calcula que al año una de cada 10 personas a escala global (cerca de 600 millones) se enferma por comer alimentos contaminados. En el país, en 2018, el Ministerio de Salud reportó 24 082 casos de enfermedades transmitidas por alimentos o agua (ETA).

Lograr alimentos 100% seguros es parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Desde este año, la ONU planteó recordar cada 7 de junio el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, para sensibilizar sobre los riesgos de los alimentos insalubres.

“Las complicaciones comunes son diarreas, vómitos y malestar general. Y el manipularlos sin cuidado puede causar salmonella o tifoidea”, dice Álex Benavides, de Nutrición de la Zona 8 de Salud.

Los niños son los más vulnerables. Y los casos más complejos pueden llevar a la muerte. Según la OMS, cada año fallecen 240 000 personas por esta causa en el planeta.

Las Guías Alimentarias del Ministerio de Salud recopilan pautas para evitar las ETA. Traen datos para distinguir alimentos naturales de procesados y ultraprocesados e incluyen técnicas de manipulación, limpieza y almacenamiento.

“En el almacenamiento se origina el error más común, por la contaminación cruzada al mezclar alimentos crudos con cocidos -detalla Benavides-. Otro error es en la cocción, al usar una misma tabla para cortar vegetales y carnes.

El nutricionista Omar Vargas usa la guía para aconsejar a pacientes del centro de salud Martha de Roldós. En la sala de espera sugiere consumir agua segura, alimentos naturales y evitar los ultraprocesados.

Omar Vargas brinda recomendaciones sobre alimentos saludables, a pacientes que acuden al centro de salud Martha de Roldós, de Guayaquil. Foto: Elena Paucar / EL COMERCIO

Catalina Vallejo dice que la industrialización ha dado paso a alimentos seguros, pues en gran parte están pasteurizados. Pero aclara que ese proceso ha hecho que se pierdan enzimas digestivas, bacterias beneficiosas para el organismo.

A través de The Greenest Me, también de la feria, ofrece productos fermentados. Vegetales, frutos secos y semillas que pasan por un método ancestral de conservación.

En la fermentación se genera ácido láctico, que sube el punto de acidez de un alimento. Inhibe las bacterias patógenas y hace que proliferen las beneficiosas: lactobacilus y bifidobacterias, que recomponen la mucosa intestinal y aportan al sistema inmunológico.

La fermentadora se basa en el principio ‘farm to table’, sobre trato amigable del alimento del campo a la mesa.

Para reducir los riesgos de contaminación en la producción, la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad) promueve Buenas Prácticas Agropecuarias (BPA). Son recomendaciones para cuidar la salud humana y producir alimentos inocuos.

Patricio Almeida, gerente, explica que sus prácticas advierten el uso racional de químicos, para no arriesgar al consumidor; y otras apuntan a la higiene del empaque.

En cultivos orgánicos, las BPA recomiendan no usar abonos crudos sino los que hayan pasado por un proceso de compostaje. Así se evita la contaminación microbiana, con Escherichia coli, por ejemplo.

También han servido para detectar casos de resistencia a microorganismos por el uso indiscriminado de hormonas y promotores de crecimiento en la producción de aves y cerdos. Almeida dice que en noviembre prohibieron usar un potente antibiótico. Hay 400 unidades productivas certificadas. Y 800 técnicos capacitados asesoran a pequeños productores.

Para fomentar el consumo de productos con certificado BPA, el gerente de Agrocalidad dice que se han acercado a los supermercados locales; y ofrecen lechugas tradicionales junto a las de BPA.

Valentina es una de las mezclas de Granola Feliz. Es el nombre de la hija de su creador, quien adquiere parte de la materia prima en la finca Don Miguelito, también instalada en Mercado Sanito. Son 10 hectáreas en los campos de Riobamba, donde crecen fréjoles, avena, quinua, lentejas, maíz...
Bolívar Maji cuenta que elaboran sus propios fertilizantes y pesticidas con levadura, melaza, ají, ajenjo... “No enfermamos a la tierra ni a la gente”.