Se dice que las tendencias vuelven de tanto en tanto, en una especie de fenómeno cíclico. Al art nouveau le sucedió el art déco y a este el modernismo, el cual cedió ante el funcionalismo o brutalismo.
Luego irrumpió el minimalismo, que aún subsiste. Ahora parece que existe un retorno, al menos en mobiliario, de todo aquello que luzca sencillo, simple y hasta tosco.
En fin, todo lo que tenga la apariencia de artesanal ahora es visto como la tendencia de moda. Tiendas tan especializadas como Ensamble, Studio Noa, Zientte by Dejavu o Kare -por nombrar algunas- tienen entre sus propuestas mesas de comedor elaboradas con troncos de árboles; o estanterías, sofás o credenzas fabricadas por la fusión de maderas recicladas en fábricas o construcciones derruidas. Con acabados al natural; es decir, con apenas pulimentos.
Claro, también se observa en los almacenes especializados la mezcla ecléctica de varios estilos, especialmente europeos y del renacimiento: ingleses, franceses, italianos, japoneses…
No solo los diseños se imponen con fuerza; también lo hacen los procedimientos constructivos y de fabricación artesanales y los acabados que utilizan insólitas técnicas de envejecido; incluidos el betún de Judea, la miel mezclada con ruda y otros más artesanales.
No obstante, estos regresos estilísticos traen también su contraparte: los materiales de última generación, así sea para realizar envejecidos.
Nuevas lacas más resistentes, versátiles y fáciles de aplicar salen a la venta de año en año. Los tableros aglomerados que se curvan ya están acá. Los policarbonatos más resistentes que el acero ya no son novedad… Y el grafeno o carbono positivo… Es la época…