Pedazos, astillas y hasta el polvo del tríplex, material que en muchos casos suena a desecho, es utilizado para la decoración.
Esto sucede, por ejemplo, en Puerto López, en el suroeste de Manabí, donde este material es el protagonista de los acabados de interiores y exteriores de la Hostería Mandala.
El italiano Aurelio Cipriani, junto con su esposa, empezaron a utilizar el tríplex como material para decorar los ambientes. En la hostería, el amplio portón de ingreso, trabajado en base a laurel negro, está decorado con figuras de colas de ballenas jorobadas, trabajadas en tríplex.
Aurelio dice que la técnica es sencilla. “No la tengo patentada. Quién lo quiera copiar es bienvenido, las cosas buenas hay que copiarlas, pero por favor cuenten de donde salió la idea original”, explica Cipriani.
Todo empezó hace 15 años. Cipriani inició la construcción de tres cabañas de las 18 que tiene actualmente su hostería, emplazada en el extremo norte de la ensenada de Puerto López.
“No tenía mucho dinero y había que terminar los tumbados. Entonces fui a Guayaquil a la fábrica donde elaboran el tríplex. Allí compré el desecho, que luego lo convertí en material para decoración en mi hostería”.
¿Cómo se inicia el proceso? Es simple. Por ejemplo, si alguien quiere personalizar la puerta de ingreso a su dormitorio con un paisaje marino, simplemente sobre la puerta, con clavos sin cabeza y cola de carpintero, debe ubicar el pedazo de tríplex y lo deja secar por dos días.
Luego, hace un dibujo en una cartulina y lo pasa a la superficie del tríplex. Posteriormente se da forma en el tríplex al dibujo con la ayuda de una pulidora.
Cuando se termina de dar la forma se procede a dejar liso todo el trabajo. Se utilizan lijas de grana fino. Después se limpia el polvo de la madera con un trapo seco. El acabado final se trabaja con la ayuda de un soplete y se aplica una laca de poliuretano, que aísla al tríplex y le da durabilidad hasta por 15 años. Las vetas del tríplex quedan visibles y muestran su bonita textura.
En Mandala, Cipriani aplicó está técnica para recubrir mesones en baños, tapas de inodoros, mesas del comedor. También decoró el mesón del bar, hizo figuras de animales y hasta sillas.
“El trabajo requiere mucha paciencia, por ejemplo en la elaboración de un mesón para baño hay que trabajar fabricando entre 7 y 8 piezas, mientras que para las sillas, que es un tarea más compleja, se necesitan 37 piezas. Son sillas para hotel y están sometidas a pruebas fuertes todos los días”, comenta Aurelio.
En el portón de ingreso a la hostería, que es de dos piezas, resaltan las colas de las ballenas jorobadas en diversos tamaños. Los mamíferos marinos son el referente en el Parque Nacional Machalilla.
“Ese fue nuestro trabajo de prueba. El portón recibe mantenimiento de la capa de poliuretano cada año, está sometido a la rigurosidad del viento y el salitre, pues la hostería está ubicada a 200 metros de la playa”.
En las paredes de los pasillos que dan hacia el área social del complejo hay figuras de iguanas, culebras, colas de ballenas jorobadas, estrellas y caballos de mar, entre otros. Hasta las llaves de cada habitación cuelgan de figuras de mantarrayas trabajadas en tríplex.
En los pisos y pasamanos de algunos sectores de la hostería es visible la influencia del tríplex.