El mobiliario y equipamiento de las salas se caracterizan por el color. Foto: María Isabel Valarezo/EL COMERCIO
La rehabilitación de la biblioteca Pablo Palacio del Ministerio de Educación del Ecuador confirma el momento maduro que vive el país en cuestiones de arquitectura, diseño interior y de mobiliario.
Este reducto cultural, que está adosado al edificio principal diseñado por Rafael Vélez Calisto para el ex-Banco Popular (Amazonas, entre Juan Pablo Sanz y Atahuapa), ya tiene una historia de 15 años.
No obstante, era un inmueble poco funcional perdido en un subsuelo.
La flamante intervención no solo que la rescató del anonimato cultural, sino que la convirtió en un escenario vivo, amplio e interactivo; lleno de anzuelos cromáticos y tecnológicos que atrapan a todo aquel que ingresa por la puerta translúcida de vidrio templado.
Como afirma Sara Andrade, directora nacional de Mejoramiento Pedagógico, este nuevo centro cultural de tres plantas ha tenido un éxito inmediato. Y será el ‘metro patrón’ para el resto de bibliotecas que tiene programado el Estado.
¿Cuáles son los ganchos de diseño que muestra este volumen inaugurado el martes pasado? Varios y variados.
El eficiente manejo de la escala es uno de ellos.
Todos los ambientes están adaptados como un guante al nicho poblacional al que están dirigidos. Las salas para niños son una sumatoria de color, comodidad e informalidad.
Son espacios lúdicos adaptados a la cultura de la lectura.
Los policromos pufs y los habitáculos redondos donde se puede leer acostado se fusionan con estanterías asimétricas llenas de libros. Las áreas para las tabletas también están.
En la planta superior, en cambio, se habilitaron salas de reuniones para adolescentes y adultos. Con equipamiento y dotación tecnológica a la medida.
Las salas pedagógicas,explica Andrade, tienen tecnología de punta como equipo para videoconferencias, pizarras digitales para juegos interactivos y táctiles, sillas ergonómicas móviles del tipo ‘move classroom chef’, tabletas…
El concepto didáctico que se maneja en estas ‘aulas’ es el de clase invertida, donde todos interactúan.
En el subsuelo, en cambio, se diseñó una estancia más formal, para la lectura más reposada.
Está junto al jardín vertical que cubre el muro sur. Aquí esta prevista la apertura de una cafetería.
La biblioteca posee 15 000 ejemplares y biblioteca en línea.