El arupo es uno de los árboles más tradicionales del Ecuador. Sus bellas flores violetas son muy ornamentales. ¿Un ejemplo? La Plaza de la Independencia de Quito.
Lo interesante es que el arbolito en cuestión es pariente nada menos que del olivo. Por lo mismo, su fruto es una drupa parecida a la aceituna aunque, obviamente, no es comestible. Es un árbol que puede alcanzar los 10 metros de altura.
Luis Cordero lo hace originario de Loja y el médico quiteño del siglo XIX, José María Troya, afirmaba que es purgante el polvo de la corteza en dosis de dos a tres gramos.
Su cultivo, como el de la mayoría de especies endémicas del país, es sencillo. Solo precisan de un suelo rico en materia orgánica, un riego selectivo, podas periódicas y protegerlo del pulgón y la cochinilla.