El Teatro Ágora forma par-te del plan Maestro de Lelystad planificado por Adriaan Geuze y que pretende revitalizar el centro de la pragmática pero sobria ciudad; también conocido como West 8. Como explica el https://www.wayfaring.info, el Teatro Ágora es mucho más que un simple teatro. Es un museo y, también, un establecimiento para el arte. Solo la estructura por sí misma merece una visita, incluso si no hay representaciones, exposiciones de arte o conferencias. Las fachadas llenas de vértices impactan.
El teatro responde de manera óptima a la función que tienen estos espacios arquitectónicos: la de crear un mundo de artificio y encantamiento.
Las paredes tanto dentro como fuera son facetas caleidoscópicas que tiene como último fin mostrar el mundo de taumaturgia en su verdadera magnitud. Por esa razón, muchas paredes dejan ver el mundo interior donde se desenvuelven los actores: donde repasan, donde se cambian, donde se desestresan…
En el Teatro Ágora, explica el link www.arcspace.com, las representaciones teatrales no se limitan a la noche y a los límites físicos de la edificación; se extienden a cualquier momento del día y también al exterior.
Todas las fachadas tienen ángulos agudos y los volados que sobresalen están cubiertos por placas de acero y vidrio, en capas en tonos amarillo y naranja.
Esta característica prolonga los lugares donde se realizan los espectáculos. La pantalla del teatro principal, por ejemplo, está fuera del escenario y los roles de actores y espectadores se pueden invertir.
En esta onda navega también el gran vestíbulo principal. En este, la entrada de los artistas está por encima de la entrada del público. Esto permite a los protagonistas de una obra acercarse a observar a la audiencia desde una gran ventana inclinada.
La morfología del edificio también tiene su génesis en la forma como se colocaron los dos audi-torios; uno sobre el otro, por razones acústicas. Los arquitectos de UNstudio lograron mediante este artilugio un sonido perfecto.
Esta disposición, asimismo, fue la que logró la distribución espacial. Así, una torre de entrenamiento, vestíbulos separados entre sí y varias salas polivalentes, una cafetería y un restaurante se encuentran reunidas en un volumen que sobresale dramáticamente en distintas direcciones.
En el interior, el colorido es todo. La escalera principal parece una serpenteante cinta rosa que se enrolla alrededor del gran espacio central. Una cinta que cambia de tono constantemente, y se vuelve celeste, fucsia, roja, terracota, violeta…
Los entretelones
El edificio de 7 000 m² se levanta sobre un terreno de 2 925m². El salón principal tiene una capacidad para 753 espectadores y el pequeño para 207 plazas. El propulsor y financista fue el cabildo de Lelystad.
Los arquitectos de UNstudio que trabajaron en la obra fueron Ben van Berkel, Gerard Loozekoot y Jacques van Wijk. El diseño estructural fue de Bouwtechniek Pieters, Haarlem. El contratista de la obra fue Jorritsma Bouw.
El residente fue B + M, Den Haag.