Antes de comprar un mueble, considere no solo que le guste, sino la calidad, los acabados y el precio.
Fíjese en la extensión del lugar donde lo ubicará y sabrá si es necesario adquirir un modular para sitios pequeños; o un mueble grande, que le ofrezca mayores beneficios y adornos.
Además, decídase por un color que combine con el resto de muebles, paredes y cortinas de su casa. Algo importante, aclara María José Dávila, diseñadora de interiores de Dejavú: escoja los que sean fáciles de trasladar de un lugar a otro, para facilitar la limpieza y el mantenimiento.
Este consejo es particularmente útil en el caso de los comedores y mesas de comedor centrales, que se ubican en las áreas sociales de las viviendas.
Cuando ya esté en el almacén, pregunte de qué madera está hecho el mueble y si tiene tratamiento contra polillas.
A su vez, mire los acabados, si están bien adheridos, y si la pintura es excesivamente delicada. Es mejor que adquiera aquellos que resisten el uso diario.
En el caso del mobiliario para la sala, seleccione las unidades que tienen tapices oscuros, que no resalten las manchas y, además, que sean fáciles de limpiar cuando se ensucien. Este requisito, explica Dávila, se refuerza cuando hay en casa varios niños o usted tiene una apretada vida social.
Por esa razón, es mejor que tanto sillones como sillas se compren con cobertores a la medida, que pueden ser hechos de franela de cualquier color. Estos absorben los líquidos y las manchas y se lavan fácilmente.
Pregunte al vendedor si le brindan garantía por fallas de fábrica y hasta cuánto tiempo después puede hacerla efectiva. Es mejor que busque en un almacén reconocido, eso garantiza la compra.
En síntesis, explica María José Dávila, un mueble debe ser ergonómico, cómodo, resistente y de fácil mantenimiento.