Científico ecuatoriano Jairo Armijos investigó el vapor de agua en el centro de la Vía Láctea

El estudioso ecuatoriano realizó su trabajo desde el Observatorio Astronómico de la Escuela Politécnica Nacional. Foto: Archivo / EL COMERCIO.

Cerca del 70% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua. Este recurso tan abundante en nuestro planeta también está presente en el corazón de la Vía Láctea, pero bajo la forma de colosales masas de vapor que prácticamente flotan en los intersticios de esta galaxia.

El ecuatoriano Jairo Armijos Avendaño, PhD en Astrofísica, ha constatado su existencia, a través de la información proporcionada por el telescopio espacial Herschel, lanzado en 2009 por la Agencia Espacial Europea (ESA).

Uno de sus objetivos de este instrumento, que cuenta con un espejo de 3,5 metros de diámetro, era estudiar la formación de las galaxias en el Universo. También la creación de estrellas y su interacción en el medio interestelar. Este aparato detectó una gran variedad de moléculas en el corazón de nuestra galaxia, como monóxido de carbono y vapor de agua.

Como investigador del Observatorio Astronómico de Quito, Armijos forma parte de una élite de científicos que durante más de siete años estudió la presencia de vapor de agua en la Vía Láctea. Según explica, en esta tarea participaron también astrofísicos del Centro de Astrobiología de España, de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, del Instituto Max Planck, en Alemania, entre otras reconocidas instituciones.

El astrofísico asegura que era la primera vez que efectuaban un estudio de esta magnitud. El trabajo consistió en mapear el centro de la galaxia. Se trata de enormes cartas que abarcan, según puntualiza, cerca de 24 años luz, la unidad empleada en Astronomía para medir las distancias.

Agujero negro en el centro

Las regiones mapeadas están en torno a un agujero negro supermasivo, situado en la Vía Láctea. El experto la describe como una zona muy extrema, porque la fuerza de la gravedad del agujero negro es muy intensa.

Este posee una masa de millones o decenas de miles de millones de masas solares. Se estima que muchas, si no todas las galaxias, albergan un agujero negro supermasivo en su centro.

Al parecer, toda galaxia elíptica y espiral posee en su ‘corazón’ un agujero negro supermasivo. Este sería el que genera la gravedad suficiente para mantenerlas unidas. Asimismo, la región galáctica que estudia Armijos está muy afectada por la radiación ultravioleta de decenas de estrellas jóvenes.

Agua fuera de la Tierra

A pesar de ser un entorno hostil, por los efectos gravitatorios, la zona estudiada tiene mucha agua en estado gaseoso.

Después del hidrógeno molecular y del monóxido de carbono, el vapor de agua resultó ser una de las moléculas más frecuente en las regiones cósmicas donde se forman las estrellas.

La existencia de agua podría -precisa él- ser un indicativo de la presencia de vida, aunque esta no es la única condición que la garantiza. Esta vida podría ser de orden microscópico, pero, por ahora, no hay certezas respecto a esto.

Lo que sí es seguro es que los estudios efectuados por este equipo de científicos se publicaron en la revista Astronomy & Astrophisics, una de las más reconocidas en el campo de la Astronomía a escala mundial. Como explica Armijos, son el resultado de varios años de análisis de datos.

Él empezó la investigación cuando todavía cursaba sus estudios en San Petesburgo, Rusia y, según explica, el objeto de este estudio es el núcleo más cercano de una galaxia que se puede estudiar. Aunque hay otras galaxias -que son parecidas a la Vía Láctea- son tan lejanas que no permiten desarrollar estudios tan detallados.

Desde la Tierra resulta sumamente difícil hacerlo, ya que la atmósfera terrestre, que contiene gran cantidad de vapor de agua, absorbe las radiofrecuencias emitidas por el vapor de agua en el espacio, por eso se usa telescopios ubicados fuera de nuestro planeta, en este caso, datos del Herschel.

Cosmos

El centro de la Vía Láctea es un espacio alrededor de un agujero negro super masivo. Actualmente se estudia a profundidad en observatorios y universidades de Estados Unidos y Europa.

La masa de los agujeros negros no se puede ver. El del centro de nuestra galaxia es supermasivo, cuatro millones de veces más que el Sol.

Se conoce que los agujeros negros existen, que están ahí porque las estrella se mueven alrededor de ellos. En el caso de la Vía Láctea la comprobación la hizo la Universidad de California.

La velocidad de movimiento de las estrellas alrededor de un agujero negro son muy altas. Mientras más grande es, más velocidad de los astros cercanos.

La Tierra está ubicada a una distancia de alrededor de 25 000 años luz del centro de la Vía Láctea, la galaxia en la que se encuentra nuestro sistema solar.

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Posted by El Comercio on Saturday, August 13, 2022

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