Gloria Jara fue elegida chola cuencana en el 2012. Ella usa las candongas cuando luce el traje tradicional. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
La candonga es la joya principal que luce la chola cuencana, no solo por ser un referente de la orfebrería austral sino porque muestra la posición social y económica de las campesinas.
Geovanna Espinoza, quien fue elegida como chola cuencana el pasado 3 de noviembre, luce estos aretes cuando asiste a eventos culturales y sociales en la capital azuaya y en las zonas rurales. “Por sus detalles, son muy elegantes y atractivas”. Ella dice que las candongas al ser costosas fueron reemplazadas por zarcillos en las labores diarias.
Las elaboradas en plata y las bañadas en oro son las más demandadas y cuestan desde los USD 40 hasta 120 dependiendo su tamaño, dice Romeo Guacho, quien se dedica a la joyería desde 1975. Según él, las elaboradas en oro de 18 quilates cuestan hasta USD 900.
De esa forma se muestra la capacidad económica de cada campesina, señala Espinoza. Ese criterio es compartido por la diseñadora María José Galarza, quien tiene su galería-taller en Chordeleg, el cantón azuayo es un referente de la orfebrería del Ecuador.
Ella explica que el oro es menos flexible que la plata, por lo que el hilo, que se usa para tejer o emplear la técnica de la filigrana no puede ser tan fino y eso encarece el precio.
La filigrana es el arte de tejer diferentes diseños con hilos plata, oro o cualquier metal. Se elaboran anillos, pulseras, collares.., pero las candongas son las más demandadas.
Es una técnica árabe que fue llevada a España y desde allí traída a América en la conquista. Galarza dice que en el país, Cuenca y Chordeleg fueron las zonas donde más se desarrolló con orfebres reconocidos como Gilberto Jara, Gilberto Espinoza y Ángel Galarza, quien fue abuelo de la diseñadora.
La candonga está compuesta de dos medias lunas, una interior más pequeña y una exterior más grande y de la que cuelgan unos flecos. La parte superior, donde se coloca el arete en la oreja, tiene la forma de una flor. Los diseños principales que se tejen son los eslabones, aunque también se destacan los ochos, que se parecen a ese número.
Espinoza, quien representó a la parroquia de Sayausí en la elección de la Chola Cuencana, lamenta que en la actualidad las jóvenes campesinas no aprecien esta joya, pero también destaca que los turistas nacionales y extranjeros sí se interesen por lucirlas.
Guacho dice que no solo a los turistas les gusta, sino también a los emigrantes del Austro, que están radicados en Estados Unidos o Europa. Según él, ellos piden a sus familiares que viven en Cuenca que les compren y envíen para lucir las candongas en fiestas religiosas y cívicas, que se replican en los sitios donde viven.
Guacho tiene cinco joyerías en la capital azuaya y un punto de venta en Nueva York, donde también tiene pedidos de estos aretes tradicionales.
Galarza, por su parte, optó por una alternativa para que las jóvenes u otras mujeres se interesen por estas joyas. Cuando se inició en el diseño de joyas hace una década, casi siempre encontraba el mismo tipo de candongas, por eso decidió incluirle otros elementos sin perder la esencia.
En sus creaciones incorporó piedras de colores con diferentes cortes. Entre otras destaca perlas o circones. “Todo depende del gusto del cliente”. Ella tuvo el temor de ser criticada al tratar de cambiar un ícono material del Austro, pero “hubo una buena aceptación… Ahora hay decenas de opciones con candongas pintadas, esmaltadas…”.
Galarza, quien ha diseñado joyas para certámenes de belleza en el Ecuador, se ha inspirado en elementos de la candonga como las medialunas, flor o flecos, para elaborar collares, coronas o anillos. Lo hizo en concursos galantes realizados en los cantones azuayos de Gualaceo, Sígsig y Paute, en los que se usaron coronas con rellenos similares a las candongas.
Según Galarza, en la actualidad se estudia la fisonomía de las personas para sacar proporciones de la candonga, pero ancestralmente se pensaba que, mientras más grande, era mejor. Ahora, el cálculo se realiza con monedas. Es decir, las pequeñas tienen el mismo diámetro que una moneda de 10 centavos de dólar.
Las más usadas son las que tienen medidas similares a las monedas de cinco y 25 centavos. “Incluso, hay quienes prefieren que tengan el tamaño de una de 50 centavos, pero son pesadas”. Las grandes se usan para lucir con un traje típico o cuando se participa en un desfile de modas o un coctel, recomienda la diseñadora.
Intercultural
Las emigrantes y turistas compran estos aretes elaborados con la técnica de la filigrana
USD 15
es el precio más económico de una candonga pequeña y de plata.
Joyerías
de Cuenca y de Chordeleg comercializan este arete tradicional.
Técnica
de la filigrana también perdura en países como Perú y México.