
El “mande” representa la sumisión y la dominación. ¿Cuántas veces usted dice la palabra “mande”?
La agencia Efe publicó un artículo sobre el modo de ser y actuar de ciertos ecuatorianos a través del lenguaje. Algunos de los vocablos fueron “mande” y “a sus órdenes”.
La sociolingüística plantea que las raíces de estas palabras se hallan en los referentes culturales, en las “marcas” que dejó la colonia en estos territorios: en las relaciones de poder, dependencia y sumisión que quedaron selladas en la colonia y luego en la República, mediante los conceptos y comportamientos de “patrón”, “amo” y “superior” evidenciados por el lenguaje.
Los vocablos “mande” y “a sus órdenes” reafirman que todavía subsisten atavismos en el Ecuador profundo y que, pese a la modernidad, no se han modificado. Lo curioso es que la reproducción de este modelo de manipulación o dominación a través del lenguaje, se observa, inclusive, en la universidad, y en los sistemas familiares, escolares y laborales.
Numerosas personas responden “mande” porque están o desean estar al servicio de alguien. O, se “ponen a las órdenes”, por gentileza o porque se oye bien.
El lenguaje es un capital cultural, que proporciona opciones para mirarnos en el espejo y reconocernos como somos. La alternativa es estudiar más el Ecuador desde los lenguajes y superar la baja autoestima como personas y país, para construir juntos futuros posibles, sin discriminaciones ni exclusiones. Y reconstruir nuevos imaginarios que permitan a las personas construir saberes, autónomos y libres, alejados de paradigmas anclados en la sumisión.
Las opciones al “mande” son: “qué desea”, “en qué puedo ayudar”, “le escucho”, “repita, por favor”.
Y no sea “malito” o “malita”. Ya hablaremos sobre los diminutivos. Saludos de Don Correcto.