Pedir que cambie en lo que le ha ido bien sería necio, pero cabe disminuir la exposición mediática del presidente Correa si no a va ser candidato, admitiendo que el Gobierno querrá mantener una campaña política promocional para consolidar la revolución ciudadana como fin último.
Venezuela tiene dos desafíos grandes: recomponer la economía para crecer a un ritmo mayor al 5% y elevar más aún el índice de desarrollo humano. Los organismos internacionales imparciales llegan a una conclusión: el chavismo ha hecho bien la inclusión social de la gente pobre pero un mal manejo de la economía, a pesar de disponer de elevados ingresos petroleros.
EL literato Vargas Llosa asimila la calidad del desarrollo a la calidad del inodoro cuando con toda razón afirma que "donde vacían su vejiga y sus intestinos los seres humanos es el factor determinante para saber si están todavía en la barbarie del subdesarrollo o han comenzado a progresar". Es que si no hay acceso universal a la dotación de agua de buena calidad y a los servicios de alcantarillado con buen tratamiento de las aguas residuales la calidad de vida no mejora y, por el contrario, es fuente de enfermedades recurrentes y masivas.
Por fin ha llegado a Sudamérica el tiempo histórico de la equidad como prioridad conceptual del desarrollo. Gobierno que no aplique esta tendencia política no tendrá porvenir y candidato que quiera triunfar en elecciones no podrá sustraerse a esta concepción para una buena gobernanza. Han pasado varias décadas en que nuestro continente ha estado por detrás de Asia y África en materia de inclusión social y económica, pero lo que estamos viendo ahora nos induce a pensar que esto está cambiando.
A estas alturas cabe un lugar común: "Todo reclamo es tarde". Ahora todos los ecuatorianos debemos trabajar por el país y tanto el Gobierno, que tiene la responsabilidad y la obligación de acertar, como la empresa privada, deben cambiar la actitud de encono pues ya hemos perdido mucho tiempo y energía en disputas y hemos demorado demasiado en mejorar la lenta operatividad del país. Necesitamos entrar en la modernidad rápidamente para crecer cualitativamente y continuar redistribuyendo el ingreso con equidad.
A este paso la oposición política no va a tener espacio en el año 2017, como ahora sucede en Argentina, Nicaragua y Bolivia. El trabajo del presidente Correa durante seis años para que la gente pobre participe en la economía nacional, eleve su autoestima y aumente la inclusión social ha dado sus frutos electorales porque la mayoría de la gente está contenta. Los primeros resultados son tan abrumadores que ni siquiera se puede argumentar como causa a la dispersión de los candidatos contradictores, pues sumados los votos de estos apenas sobrepasan las dos quintas partes.
Para que los votos sean conscientes el elector debe por lo menos conocerle al candidato y si puede percibir lo que propone si fuera electo, mejor todavía. Para que sea conocido no hay un medio más eficaz que la televisión, desde cuya invención se ha consolidado lo que Regis Debray caracterizó como la telecracia, en donde político que no aparece en televisión simplemente no existe.
Ingresar a la participación política directa para servir a los demás es una decisión noble no exenta de riesgos para la vida personal. Usualmente se la suele ver como una ambición subalterna para satisfacer un ego o como la vía para enriquecerse. Pero si realmente se quiere hacer política honesta encausada para trabajar por la prosperidad del país, dicha participación se la debe analizar con un enfoque positivo y constructivo. Esto pretendo hacer al decir que en esta campaña electoral podemos resaltar varios aspectos con ética política.
El mexicano Enrique Krauze en su libro ‘El poder y el delirio’ (2008), afirma que para salir de Chávez en Venezuela habría de suceder 3 episodios: 1) Que el pueblo venezolano desdiose a Simón Bolívar, lo cual es improbable; 2) que surja un líder más carismático que Chávez, difícil, y 3) que baje sostenida y drásticamente el precio del petróleo, que no se vislumbra. Pero la situación actual introduce dos elementos que los opinadores imparciales no podemos soslayar: los resultados de las elecciones seccionales donde el chavismo, sin la presencia física de Chávez, ganó en las 23 de las 26 gobernaciones y el factor sentimental por la enfermedad de él.
En un país subdesarrollado, en donde es obligatorio votar, la opción de poder se inclina hacia quien cautive a la masa mayoritaria de electores, que carece de información política, ni le interesa. Por eso es que el movimientismo electoral está sustituyendo a los partidos políticos y tiene mejores posibilidades de conseguir este voto mayoritario. Los tiempos han cambiado, las ideologías ya no pesan porque sus fronteras se borran a medida que los clientes electorales son personas sin formación pero con necesidades insatisfechas. Surge entonces con fuerza el populismo que es políticamente incorrecto aunque electoralmente efectivo.
‘Queremos un país que no esté debilitado por las desigualdades”, dijo Obama y anunció: “lo mejor está por llegar” para generaciones, “que necesitan nuevas oportunidades, nuevas seguridades, para aquellos que estén dispuestos a trabajar duro, no importa de dónde vengan ni qué aspecto tengan, ni que sea negro, blanco, hispano, asiático, indio americano, joven, viejo, pobre, rico, capacitado o discapacitado, gay o heterosexual”.
No ha habido ni hay una oposición política sistemática al gobierno de Correa, que hubiese podido constituir en una alternativa de gobierno en el 2013. Me refiero a aquella que se hace todos los días, sin desmayo, sobre la base de la contradicción política en temas de fondo y particularmente en los que interesa a la gente, porque no ha habido líderes con mensajes contundentes, provocativos y capaces de persuadir a crecientes seguidores de sus ideas básicas. Entonces el gobierno de Correa ha ocupado casi todo el espacio político para implantar su reformismo izquierdista.
Y para Ecuador también… El Estado ecuatoriano debe apoyar decididamente el proceso de negociación de un Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), para terminar una guerrilla que ha atormentado al vecino país desde hace 60 años. Los sufrimientos de las familias de los combatientes de lado y lado no deben seguir, no más muertos y heridos por una guerra entre hermanos, que repugna a la condición humana en pleno siglo XXI y no concibo que haya quien se oponga a la posibilidad de un acuerdo de paz, que tanto el presidente Santos como las FARC han propuesto culminar lo antes posible. La oposición de Álvaro Uribe repugna al humanitarismo, esencia de una política altruista y patriótica y demuestra que si bien puede haber sido buen presidente ahora se comporta como mal ex Presidente.
El Presidente y los empresarios tuvieron una reunión positiva, en la que se anunciaron acuerdos en modificar ciertas disposiciones sobre impuestos y normas laborales. También se habló de dinamizar sectores productivos como vivienda popular, forestación y acelerar la tramitología. Quizá esta reunión marque el inicio de un proceso amigable y sostenido entre quienes invierten y el gobierno que les ha sido hostil, porque si bien no se han resuelto cuestiones de fondo como la urgencia de cambiar la matriz productiva del país, se ha hecho menos enrarecido el clima de confianza que vive el sector productivo, que debería marcar una senda pragmática para que el buen empresario invierta con certidumbre. De otro lado, las modificaciones tributarias y laborales son cambios menores, que pudieron ser acordados por los ministros concernidos, para que la presencia del Presidente sirva para cuestiones sustantivas.
Lo que estamos espectando es una demostración flagrante de nuestro subdesarrollo político, que nos llena de vergüenza y que desnuda la calidad moral de la actual política ecuatoriana.
La estructura productiva del Ecuador no ha podido ser modificada en los últimos 40 años. Lo que producimos para la exportación sigue basándose en materias primas minerales y agrícolas, con escasa diversificación y poco valor agregado. Como esta situación compleja es difícil de ser revertida, el desarrollo ecuatoriano de las próximas décadas seguirá impulsado solamente por las materias primas. Por esta razón estructural es que el desarrollo minero resulta ser una variable estratégica para conseguir el buen vivir de la gente.
Quienes aspiren a ser Jefes de Estado deben mostrar su potencial de estadistas, conocer ciencia política y el arte de conducir a los pueblos, es decir ser un teórico y un práctico del poder, porque de sus decisiones depende el malestar o el bienestar de los gobernados, en el presente y en el porvenir. El estadista no es un simple administrador de un gobierno sino quien señala la ruta y representa una dirección en la historia. (R. Borja 1997). El candidato debe decir si va a cambiar el fondo o la forma, si va a cambiar la ruta o seguir el mismo camino.
Fernando Díaz Plaja cuenta que, en tiempo de Franco, el embajador de España en Roma, le preguntó a Henry Kissinger ¿Por qué EE.UU. no ayudaba a España tanto como a Italia que tenía el Partido Comunista más numeroso de Europa? Kissinger le contestó: es que ustedes son anticomunistas gratis. Ese era el poder de negociación de Italia para conseguir ayuda por razones políticas. En EE.UU. los países sumisos no son visibilizados en su política exterior, pero los que cuestionan y reclaman logran su atención, siempre que no rebasen los límites que atenten contra la seguridad del sistema.
Los desacuerdos previsibles sobre la no participación de Cuba y el reclamo argentino de las islas Malvinas escondieron las diferencias de fondo entre el norte y el sur del continente, en materia de políticas económicas y de justicia social internacional.
La visita del Papa ha puesto a Cuba en la mira del mundo por su pronunciamiento sobre la necesidad de poner fin al embargo económico de Estados Unidos y por abrir un debate sobre la situación de los cubanos que tienen derecho a vivir mejor y en democracia. Vivir mejor implica libertad y eso no hay en Cuba, significa que haya seguridad ciudadana y que la gente esté preparada y educada y eso sí hay. Para prosperar hay que tener buena salud y la gente de Cuba la tiene, por la medicina social que ha logrado aplicar, incluyendo el programa a favor de los discapacitados que Cuba mantiene desde hace 30 años. Vivir mejor requiere que los profesionales destacados, como los médicos, puedan tener mejores posibilidades de progreso y remuneración y estas no hay en Cuba y por eso emigran.