Cuenca cumple 466 años de fundación. Si bien mantiene sus fortalezas industrial, comercial, cultural, artesanal, gastronómica, tecnológica, turística…, pero está amenazada por la falta de inversión que la proyecte al futuro.
Cerca del 95% de su producción industrial se consume fuera de Azuay. Es decir, en el resto del Ecuador y en unos 40 mercados internacionales, sin embargo no cuenta con una red vial interprovincial que le permita transportar esas mercancias a sus destinos.
Los efectos del invierno acentuaron aún más esta debilidad. No hay una conexión adecuada con los puertos de Guayaquil y Bolívar (El Oro). Los accesos al norte del país también afectados.
Sus habitantes y los visitantes consultan cada mañana en las redes sociales o en algún medio de comunicación si hay paso por la Molleturo-Puerto Inca o por la Girón-Pasaje.
No hubo una previsión y celeridad en las obras para solventar este histórico problema, que cada vez se complica. En el futuro inmedianto tampoco se prevé una solución adecuada.
Los perjuicios para el desarrollo económico cuencano son interminables. El último se registró en el pasado feriado de Semana Santa. La ocupación hotelera apenas alcanzó el 51%. Llegaron 34 836 visitantes, que dejaron ingresos que bordearon los USD 2,7 millones, según la información del Municipio cuencano.
Son cifras inferiores a las registradas en ocasiones anteriores y menores que otras ciudades medianas como Manta, que contabilizó cerca de USD 6 millones.
La vialidad fue la causa principal para esta reducción, se lamentó el presidente de la Cámara de Turismo de Azuay, Juan Pablo Vanegas.
Si bien la conexión aérea ha mejorado con el número de frecuencias, pero solo se puede volar a Quito. El Mariscal La Mar tiene una de las pistas (1 900 metros) más pequeñas del Ecuador y no existe un proyecto concreto para su reubicación o amplicación.
La polémica de sus autoridades locales y sus debates se centran en el funcionamiento de radares de velocidad, contratos de última hora… y nada más que eso.
Cuenca es calificada como una de las ciudades más desarrolladas el país, lo que enorgullese a sus habitantes y se destaca en los discursos políticos. Por esa misma condición es necesario que la capital azuaya cuente con un plan de proyección para su futuro donde la conectividad sea una apuesta fundamental.