Fue una lamentable noticia conocer sobre la muerte de Santiago Gangotena, tras ser atropellado por un bus en Cumbayá. Sin duda, la creación de la Universidad San Francisco de Quito es su gran legado.
Puso una vara muy alta para la formación universitaria con un cuerpo docente de buen nivel de formación, y una modalidad de estudios y organización de las carreras diferentes. Otras instituciones académicas debieron, en mucho, replantearse tras el aparecimiento de este centro académico.
Su fallecimiento generó un genuino sentimiento de dolor en los que de algún modo sintieron que él había tocado sus vidas, ya sea en lo personal o en su educación. Es infrecuente que la partida de un docente, rector o director de un centro de estudios genere tantas reacciones y homenajes.
Y este fue uno de esos casos. Sin embargo, en un tiempo polarizado como el que vivimos, desde otros sectores cuestionaron su obra, su pensamiento, sus debilidades (conocedor del pensamiento clásico griego, seguramente sabía que esa era la condición humana).
Entre los cuestionamientos fue el impacto mediático que generó. Eso es algo que siempre ocurrirá con las personalidades en cualquier ámbito, sea del deporte, de la política o de lo académico, como es este caso.
Se trata, en el fondo, de la vida de un ser humano. Y este hecho es uno más de los cientos de atropellamientos que ocurren por año en el país. Y, sobre todo, tener en consideración que el peatón, siempre y bajo cualquier circunstancia, tiene la prioridad cuando usa el paso peatonal.
Las normas de tránsito se escribieron para una pacífica convivencia entre conductores de todo tipo de vehículo y los peatones. Sin embargo, poco se respeta al más vulnerable. Es algo comprobable en el diario trajinar de nuestras ciudades, un mal que se debe corregir para evitar estos dolores.
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