Cifras y lecciones de la pandemia
La larga convivencia con la amenaza del covid-19 deja lecciones sobre la necesidad de mantener cuidados extremos y una pausa para reflexionar.
Dos casos de remisión del grado de ocupación de camas hospitalarias halló este Diario en dos importantes ciudades australes de la serranía: Cuenca y Loja. Esa liberación de plazas deja, al fin, espacio para pacientes que requieren de otros tipos de atención y tratamiento.
Durante las horas y los días duros de los contagios, en las principales ciudades del país -tal y como sucedió en otros lugares del mundo- no se ingresaba a otros pacientes, y esta situación acarreó grandes problemas.
Muchos pacientes que requerían seguir adelante con sus tratamientos contra el cáncer u otras enfermedades graves, vieron retrasadas sus citas hospitalarias, lo cual puede traducirse en demorar la curación o agravar el estado de salud.
De todos modos, hay que tomar las cifras sobre la evolución de la pandemia con recaudos. Máxime si, como sabemos, el tratamiento de la información oficial ha sido un problema en este y en varios otros países.
Nadie está contento con los datos, el modo de cálculo y la metodología puede esconder parte de la realidad y, como se ha dicho, por parte de la comunidad médica y científica, acaso jamás sabremos toda la verdad de los fríos números que deja el virus.
Lo cierto es que en este nuevo momento y cuando no nos asomamos ni de lejos a esa nueva normalidad, toca hacer muchas cosas a la vez.
Primero: extremar los cuidados individuales con higiene y lavado de manos, mascarillas y distanciamiento, para protegernos, proteger a nuestras familias y a los seres vulnerables y compañeros de trabajo.
Luego dejar el confinamiento, salvo para las personas mayores o con enfermedades preexistentes, privilegiar el teletrabajo pero ya no seguir con la economía y la producción paralizada. Ya no podemos perder una plaza de trabajo más.
Y hay maneras de reactivar la economía o el turismo, -ejemplo, el comunitario con cuidados y precauciones. Es el tiempo que nos toca vivir.