América Freire hospeda gatos que se recuperan de cirugía. Foto: Pavel Calahorrano / Narices Frías
El proceso de recuperación de los animales de compañía involucra cuidado veterinario y, en la mayoría de casos, rehabilitación emocional. Aquellas mascotas que han vivido en las calles desarrollan miedos y traumas. También aprenden conductas que, aunque les permiten sobrevivir en las calles, pueden causar problemas para la adaptación en una nueva familia.
El objetivo del rescate es conseguir un cambio en la vida de los animales. La meta final es incorporarlos en un hogar responsable donde reciban amor y cuidado. Pero no siempre se encuentran las familias necesarias. Aquí entran en escena los hogares temporales.
Como su nombre lo indica, estos espacios son sitios de transición donde las mascotas viven mientras aparece su familia indicada. No solo son un hospedaje, también ayudan a prepararlos para su nueva casa.
América Freire, fundadora de Patitas Callejeras, tiene un hogar temporal para sus ‘ahijados’ perrunos y gatunos. Uno de los jardines de su casa fue adecuado para hospedar varios animales. Colocó 14 caniles, casas y cerramientos para mantenerlos seguros. Al interior de su casa tiene una gatera. Allí cuida de los felinos que, por lo general, se recuperan de cirugías complejas y necesitan más atención.
En los caniles hospeda por separado a perros adultos, cachorros y hembras paridas. Foto: Pavel Calahorrano / Narices Frías
Ella trabaja con otros hogares temporales fijos que acogen a los animales más pequeños. “No todas las organizaciones tienen capacitación en manejo de perritos. La gente que lo hace empíricamente va desarrollando empatía y conocimiento para poder cuidarlos”, asegura.
Además de mantenerlos a salvo, se necesitan ciertas medidas de higiene. El aseo diario es indispensable para que el lugar no se convierta en un foco de enfermedades. Otro requisito es que los animales que lleguen a los hogares temporales deben estar sanos y con sus vacunas al día.
Camila Fernández, de 27 años, mantiene en su casa a cinco perros de forma temporal. Ella trabaja de forma independiente y da atención a los casos más críticos que encuentra en las redes sociales hasta que les encuentra un hogar. Cuenta que a menudo la cuestionan por no adoptar definitivamente a los animales. “Yo les enseño a comportarse dentro de una familia, les enseño a obedecer y, en especial a los que no confían en la gente, les enseño que no todos los humanos son malos”, asegura.
Mientras los hospeda en su casa, busca hogares buenos para ellos. Cuando son adoptados ella recibe uno nuevo. “Me pongo triste, uno se encariña con ellos, pero este trabajo es importante y necesitamos más personas que lo hagan”, agrega.
“Los hogares temporales y los refugios deben cumplir con las cinco libertades básicas del bienestar animal. Si no lo hacen, también caemos en maltrato”, indica Freire. Estas reglas determinan las condiciones mínimas para que un animal pueda vivir bien.