Alex Quiñónez resurgió en 14 meses y se ubica en el 'top 8' mundial

El esmeraldeño Álex Quiñónez se entrena desde mayo del 2017 en la pista Los Chasquis. Desde entonces, pulverizó sus marcas en los 200 metros. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

El esmeraldeño Álex Quiñónez se entrena desde mayo del 2017 en la pista Los Chasquis. Desde entonces, pulverizó sus marcas en los 200 metros. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

El esmeraldeño Álex Quiñónez se entrena desde mayo del 2017 en la pista Los Chasquis. Desde entonces, pulverizó sus marcas en los 200 metros. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

Al atleta Álex Quiñónez le dolía ‘durísimo’ el cuerpo en sus primeros entrenamiento en Los Chasquis. Las dolencias de lesiones antiguas y las dudas sobre su potencial deportivo le hacían temer sobre su regreso al atletismo.

El ecuatoriano, que llegó a correr una final de 200 m con Usain Bolt en los Olímpicos de Londres (2012), tenía miedo de haberse equivocado con su regreso, en mayo del 2017. Pero tampoco quería defraudar a quienes lo impulsaron a volver.

Los tres años anteriores a ese retorno fueron una especie de calvario. Desde mediados de noviembre del 2015, dejó de entrenarse sistemáticamente y llegó a trabajar como ayudante de una mecánica en Esmeraldas. También buscó empleo en un empresa que lo auspició tras correr la final en Londres, pero no lo logró.

Las velocistas Marizol Landázuri y Ángela Tenorio, el fisioterapeuta cubano Caridad Martínez y el entrenador Nelson Gutiérrez lo cobijaron en la pista donde se forjan los talentos atléticos de Pichincha.

Los resultados llegaron. Ahora, tras 14 meses de su retorno, se ubica en el puesto ocho de los mejores de la especialidad, en el ranking de la IAFF (Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, por sus siglas en inglés).

Este año, llegó a romper tres veces su marca. Primero, impuso 20,26 (20 segundos y 26 centésimas) en los 200 metros en un torneo universitario en Estados Unidos. Luego, logró 20,14. Y, en los Sudamericanos de Cochabamba en julio, llegó a imponer una marca de 19,93.

Esos logros lo devolvieron a la élite. El futuro es prometedor. El 30 de este mes estará en Zúrich, para intervenir en la Liga de Diamante, donde estarán los mejores del mundo.

También representará a América en la Liga Continental y la Copa Continental en Ostrava, República Checa, el 8 y 9 de septiembre. Irá junto a Ángela Tenorio. Por primera vez, dos velocistas tricolores estarán en este torneo. Tenorio le ayudó en su retorno, pero también la velocista Landázuri, quien se entrena en Los Chasquis.

Ella fue la primera que le envió mensajes a su teléfono móvil en marzo del 2017. “No, negro. ¡No puedes retirarte!”, le escribió la corredora y le sugirió que viniera a entrenarse con el técnico Gutiérrez.

Tenorio cuenta que todos los días le alentaban a practicar. “Si ya lo hiciste una vez, podrás hacerlo nuevamente”, le repetía la ‘gacela’ ecuatoriana.
El fisioterapeuta Martínez también se encargó de transformar al atleta.

Detectó las dolencias de lesiones antiguas y le aplicó terapias, denominadas profilaxis. Hasta ahora, el esmeraldeño cumple estas rutinas para evitar lesionarse, algo que no le ha sucedido.

Martínez, un cubano de 56 años, quien está radicado desde hace 22 en Ecuador, también acogió al atleta en su hogar. Quiñónez vive en su casa, mientras espera que la Secretaría del Deporte lo ascienda de categoría en el plan de Alto Rendimiento. Expresa que ello le permitirá traer consigo a su hija Alexia y su esposa Jenifer Lugo, quienes viven en Guayaquil.

Su esposa le regaló una cadena con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Hace dos semanas, estuvo con ellas de vacaciones en Esmeraldas y celebró su cumpleaños 29. Hubo torta para el hombre más rápido del Ecuador.

Gutiérrez, en cambio, aplicó la disciplina. “Desde el inicio le dije que si no se compromete no lograría nada. Me puse firme”. Quiñónez se comprometió. Él evita hablar de los problemas que lo alejaron de la élite y dice que quiere “escribir un nuevo libro”, con el gran objetivo de llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Por ahora, espera auspicios, algo de lo que se encarga su mánager Alberto Suárez. Él tiene listo un acuerdo con una firma multinacional de indumentaria. El trato se cerraría tras la Liga de Diamante.

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