El diseño de las ‘guatemalas’ aterrizó en Centroamérica, de la mano de la compañía agroexportadora. Con la crisis bananera en esa región, sus labores se trasladaron a Tenguel. Fotos: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Los tablones sobrepuestos, como un acordeón abierto, resaltan en su fachada. Los extensos ventanales, cubiertos con mallas, iluminan y refrescan su interior. La madera les ha dado forma por dentro y por fuera.
“Estas son las ‘guatemalas’, resistentes al tiempo”, dice Abel Blum, mientras recorre la casa que heredó de su familia en Tenguel, una parroquia rural ubicada a dos horas del Guayaquil metropolitano. Aquí ha vivido desde niño, cuando su padre trabajó para la United Fruit Company.
La compañía estadounidense llegó a estas tierras en 1943. Compró en 80 000 sucres la hacienda Tenguel, de 42 677 hectáreas, y levantó el mayor centro de acopio de banano de Sudamérica. Parte de su historia quedó alojada en las casonas de madera y zinc que construyó para sus trabajadores.
Su iluminación y climatización es posible por los ventanales de mallas metálicas.
“Dicen que así eran las casas en Estados Unidos -cuenta Blum-. Esta es la última que hicieron para un ingeniero gringo”. Su vivienda es la mejor conservada; otras sobrevivientes resisten en malas condiciones. El presidente de la Junta Parroquial de Tenguel, José Atilio Cruz, dice que aún se calibra un plan para rescatarlas del olvido y restaurarlas.
El Sistema de Información del Patrimonio Cultural registra 56 edificaciones tipo ‘guatemalas’. Se destacan la antigua iglesia, el Hospital San Francisco, la Casa Administrativa y el Club Ferroviario. Son inmuebles patrimoniales, que datan de mediados del siglo XX.
Anaqueles y lavabos eran importados por la empresa.
En 1990, el Instituto Nacional de Patrimonio (INP) concluyó su “autenticidad cultural”. Las describe como “una forma de arquitectura testimonial de la vivienda tradicional obrera en el contexto del estilo de vida norteamericano”, un diseño ligado a la antigua hacienda agroexportadora.
Para Marilin Oyola, las ‘guatemalas’ han sido parte de su vida desde pequeña. “Este fue un emporio bananero que montó un campamento, casi una ciudad, como si fuese Estados Unidos”. Los modelos se adaptaron a las necesidades de los obreros de la United Fruit: los solteros ocupaban las más chicas, de una sola planta; las familias compartían estructuras alargadas, de dos pisos.
Las casas más amplias tenían hasta tres habitaciones.
El INP incluye su diseño constructivo dentro del esquema ‘balloon frame’, desarrollado en Centroamérica y asociado a las grandes plantaciones agroexportadoras. El sistema, conocido como de bastidores, se originó en Estados Unidos, en el siglo XVIII. Reemplazó a las vigas y pilares de madera por una estructura de finos listones que facilitó el montaje.
El mobiliario y algunos adornos permanecen en el tiempo.
Todo el material fue importado, desde las vitrinas para las salas hasta los lavabos de mármol para las cocinas. “Traían todo por el río -recuerda Blum-, en unos lanchones como casas flotantes que también sacaban el banano”.
Las paredes de tablones de su ‘guatemala’ están llenas de recuerdos. En una reposa la foto de su madre y en otra la de su padre, uno de los últimos administradores de la compañía.