Los ‘spots’ de luz en las repisas destacan objetos
decorativos. Fotos: Julio Estrella / CONSTRUIR.
Muebles de cocina y clósets llevan ahora su propio sistema de iluminación, un recurso que proporciona una doble ventaja: es funcional y decorativo. Esta última característica está dada por las bondades de la luz.
El tipo de luz utilizada es la LED, por su eficiencia energética. Estas luminarias se instalan para que los muebles tengan su luz interna independiente, que puede funcionar con los sensores de movimiento o activarse por medio de interruptores.
Para eso –explica Andrés Donoso, gerente comercial de Madeval Quito– se incorpora el sistema como parte del montaje del mobiliario. Por esa razón, él recomienda luminarias que brinden de 25 a 50 000 horas de uso.
Una de las alternativas para conseguir este tipo de iluminación son las bandas LED, que se colocan en sentido horizontal o vertical, según el espacio y las necesidades.
Esas y los ‘spots’ -focos dirigidos- LED son ideales para mobiliario con módulos abiertos. Esta luz usa poca energía y no produce calor, manteniendo intacta la ropa, en el caso de los clósets, o los implementos, si se trata de la cocina.
En los clósets, las bandas se colocan en los tubos para colgar la ropa.
Cuando el mobiliario cuenta con repisas de vidrio, Donoso propone los soportes de luz, ubicados en la parte trasera, que posibilitan un esparcimiento por todo el material y un efecto lumínico decorativo en el mueble y en el ambiente de la casa donde luce.
Hay efectos de luz que dan la impresión de que las cosas ubicadas en los muebles están suspendidas en el aire. Esto se logra según la ubicación de la luminaria que, en este caso, se coloca en el borde trasero de la repisa y con esto, la luz rebota en el fondo del mueble.
Lo mismo se hace en los mesones principales de la cocina: se colocan bandas LED en la parte baja. Eso provoca un rebote de luz en el piso y una apariencia de mesón flotado.
Las bandas de luz se activan al abrir las puertas.
Diego Donoso destaca la doble cualidad (estética y funcional) de este tipo de iluminación, ya que se puede cambiar por completo el aspecto de la cocina con pequeños detalles de luz en sitios específicos.
Los ‘spots’, por ejemplo, resaltan objetos decorativos en las repisas. Cuando se trata de muebles con puerta, el sistema con un sensor activa la luz al momento de abrirla.
En el caso de los clósets, las bandas se disponen en los tubos para colgar y en los bordes horizontales o verticales.
Los respaldos acrílicos iluminados son otra forma de otorgar luz interna a los muebles. Esto consiste en un acrílico de alta densidad que transmite la luz que se encuentra en la parte posterior del mueble y permite generar luces tenues en vitrinas y áreas en las que se quieren efectos de iluminación distintos o un ojo de buey o un dicroico, indica Fernando Ron, gerente de Cocinas Internacionales.
Las luces en la parte baja dan un efecto flotado a los mesones y sirven como guías en la noche.
Esta es una opción lumínica flexible y, por ende, versátil para su adecuación en el mobiliario. Permite mayor control de opacidad y un efecto de difuminación con la cantidad de luz exacta para evitar saturar la vista al momento de acercarse.
En cualquiera de los espacios, las luces funcionan también como guías del espacio, que permiten evitar el uso de mayor iluminación para distintas actividades, por ejemplo, en horas de la noche.