Francisco Pérez en la sala de la casa, de 500 metros cuadrados de construcción. Allí se destacan la madera y vidrio. Fotos: Galo Paguay / CONSTRUIR.
A Francisco Pérez siempre le han gustado las casas grandes, imponentes, con presencia.
Por eso, después de incursionar en el mundo de la remodelación, apostó por la construcción de viviendas con carácter. La última que construyó está en Villa Fontana, a unos 35 minutos de Quito.
Se trata de una vivienda de 500 metros cuadrados de construcción, con una doble altura en la sala, implantada en un terreno de 700 m2. Esta casa es imponente desde la entrada. Tiene una puerta que alcanza los 6,50 metros de altura y los 2 metros de ancho.
La vivienda de Pérez se destaca porque está rodeada de vidrio, uno de sus materiales preferidos. Confiesa que le desagradan las paredes porque limitan el paso de la luz natural y para este diseñador y cineasta ese recurso es importante en todos los ambientes de la vivienda.
Por esa razón colocó alrededor de 500 focos LED y también una lámpara colgante en el centro de la sala principal de la casa. Se trata de un diseño propio, desarrollado con la ayuda de electricistas.
En este espacio descansa la familia los fines de semana.
Esa creación, precisamente, es la que cautiva a los visitantes tras cruzar la puerta de madera. Tiene alrededor de 6 000 minicristales, traídos de un viaje a Estados Unidos. Está elaborada con varillas de acero oxidadas a propósito con ácido muriático. En la noche se la observa a través del cristal que enmarca la casa.
El vidrio también es utilizado para aprovechar la vista, pues en Villa Fontana abunda la vegetación y la fauna. Dependiendo de la temporada, pájaros de diferentes colores y tamaños se posan en las copas de los árboles para deleitar a los propietarios con su canto. “Aquí se respira aire libre y eso es increíble”, reconoce Pérez.
Además del vidrio, en su casa predomina el metal y la madera. A este último material lo seleccionó porque aporta calidez a la vivienda. La madera de seike está en las puertas y barrederas; mientras que en el piso de los espacios íntimos y en una pared de la sala principal hay madera de bambú. Esa está forrada desde el techo al piso.
Tres lámparas estilo vintage se destacan en la cocina.
En el piso de las áreas sociales, en cambio, se destaca porcelanato italiano brillante de color blanco. Ese contraste de tonos, de texturas y de materiales generan una casa acogedora, con toque contemporáneo, que además exhibe arte en varias paredes de la casa.
En la planta baja, por ejemplo, se destaca una pintura de color rojo. En la planta alta, donde un puente la divide en dos partes, hay cuadros donde resaltan los tonos naranja o azul.
Esos destellos de color que llaman la atención sucede porque están sobre una base blanca, según Pérez. “La casa es como si fuera un lienzo en blanco”. Además, ese tono otorga sensación de amplitud, pulcritud y luminosidad.
La imponente puerta es de madera. En ese frente hay vidrio, hormigón y piedra.
Otra característica de esta vivienda es que tiene un sistema de construcción innovador: en lugar de plintos hay losas corridas y diafragmas de hormigón armado. Es decir, no hay excavaciones por columnas sino una megaexcavación.
“Se quita tierra de abajo, donde se va a implantar la casa, y se hace una mezcla de terrocemento -15 palas de tierra y una de cemento-. Después, se hacen compactaciones en capas de 20 centímetros”.
Esa capa de terrocemento se convierte en un elemento rígido, eliminando los niveles freáticos del suelo.
“Cero humedad por siempre”. Además, según Pérez, ese método de construcción resulta funcional en temas de movimientos sísmicos.