Un equipo de decoradores se encargó del arreglo de la construcción. También de los muebles, cortinas, adornos y otros elementos. Además, hubo un grupo de restauradores. Fotos: Xavier Caivinagua para CONSTRUIR
Tras dos años de restauración se recuperó una casona patrimonial del Centro Histórico de Cuenca para el funcionamiento del Hotel Felicia. Este inmueble, que data de mediados del siglo XIX, cuenta con más de 1 600 metros cuadrados de construcción.
El bien fue edificado con una combinación de técnicas constructivas. La primera y segunda crujías tienen paredes de adobe y bahareque, y estructura de madera en piso, pilares y cubierta. La tercera, en cambio, fue parte de ampliaciones posteriores. Allí se agregó mampostería de bloque.
Esta casona forma parte del inventario de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Por ello, la Municipalidad exigió la restauración de la primera y segunda crujías y que la tercera sea susceptible de reformas, recuerda el arquitecto Xavier Roura, quien fue el director del proyecto de intervención.
Según él, fue un trabajo complejo, porque aparentemente todo estaba en condiciones aceptables, “pero al empezar a retirar los elementos se identificó la real situación de la estructura. Había vigas que estaban podridas e, incluso, una parte colapsó por la humedad generada por un baño”.
El alto de las habitaciones fue aprovechado para generar mezanines. Las puertas, ventanas y gradas fueron recuperadas con el estilo original.
Las piezas dañadas fueron reemplazadas por elementos similares y bajo las mismas técnicas ancestrales, dijo Roura. Incluso, respetaron las irregularidades de las paredes de adobe y barro.
Además, contrataron a un equipo de restauradores para recuperar el cielo raso de latón del salón principal, que está ubicado en la segunda planta. Ellos también intervinieron en los tumbados de madera, que estaban totalmente deteriorados.
En las mismas condiciones estaban las ventanas y puertas. “Se tomaron testimonios (muestras) de esos elementos, para reemplazarlos por nuevas ventanas y puertas, que conserven el estilo original”, aseguró el arquitecto.
El mismo cuidado se tuvo con el piso del salón principal, que tiene una suerte de parqué antiguo, que fue elaborado con duelas pequeñas. Tiene diferentes tonalidades y se forman rombos. Con maderas de variedades como pino, guayacán, canelo, entre otras, se lograron recuperar las tonalidades y el estilo originales, señaló Roura.
En cambio, en el piso de la planta se utilizó piedra negra y mármol travertino rojo para lograr una buena combinación. Si bien son elementos que no formaban parte de las características originales, estuvieron inspirados en las bases de mármol de los pilares de los patios.
La estructura de la cubierta fue reforzada y se cambió la madera que no estaba en buenas condiciones. Se colocaron tejas artesanales antiguas, que se adquirieron de otros inmuebles cuencanos. Además, hubo pilares que fueron restaurados pero otros son nuevos.
Según Roura, el objetivo fue rescatar el valor patrimonial de la casona, empleando materiales y técnicas ancestrales pero acondicionándolo para brindar un buen servicio. La estructura fue adecuada para 22 habitaciones, cada una con su baño. Hay suites que cuentan con jacuzzi, salas de estar o mezanines.
En la recuperación intervinieron más de 60 personas, entre albañiles, carpinteros, gasfiteros, eléctricos, restauradores y decoradores.
Varias partes fueron conservadas. Las que estaban en mal estado se acoplaron al diseño patrimonial.