La Casa Guzmán, de estilo art nouveau, fue diseñada y construida por el arquitecto italiano Francesco Maccaferri. Fotos: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Los balcones curvilíneos de hierro forjado, los pilares y soportales son los elementos más representativos en la fachada. La Casa Guzmán Aspiazu recobró su estilo ‘art nouveau’ que le imprimió el arquitecto italiano Francesco Maccaferri Colli. Él había llegado a Guayaquil para construir el nuevo Palacio Municipal y levantó edificaciones públicas y privadas que actualmente se consideran un legado en la arquitectura moderna de la ciudad.
Se levantó en cemento y con detalles interiores en mármol de Carrara, como la escalera en forma de caracol desde la planta baja, que atraviesa los dos pisos altos hasta conectar con una terraza. Los pisos estaban recubiertos de cedro importado desde Canadá, señala la Empresa Pública Municipal de Turismo de Guayaquil.
Pero en la parte exterior, lo que más llama la atención son sus coloridos arreglos florales sobre relieve. Están en las cornisas, en la base de los balcones del segundo piso y en las ventanas laterales de la casa.
En estos días los transeúntes de las calles Panamá e Imbabura, en pleno centro de Guayaquil, se detienen para tomarle fotos. Los detalles florales no se encuentran en otras casas de esta zona, que se está transformando para convertirse en un paseo turístico y cultural, parte del rescate del centro.
La obra fue construida en cemento, sobre 10 pilares y soportales.
Durante años había sido un edificio gris y en decadencia. A un costado se ubica el Garaje Guayas, uno de los primeros que funcionó en la urbe y parte del complejo arquitectónico.
La casa perteneció al matrimonio de Walter Guzmán Aspiazu (Hamburgo, 1896- 1981) y María Violeta Mercedes Marcos Ycaza (Guayaquil, 1905-2002). Fue edificada entre 1927 y 1929 y considerada una de las más lujosas de su época.
Gloria Gallardo, presidenta de la Empresa Pública Municipal de Turismo, explica que la Casa Guzmán marca la transición hacia la modernidad y fue considerada en su tiempo y hasta la actualidad una de las más bellas del Puerto.
Walter Guzmán fue hijo de Lisímaco Guzmán Garrido, quien entre 1912 y 1916 fue el mayor exportador de cacao del Ecuador. Fue reconocido como uno de los ‘Gran Cacao’, así se conocía a los hacendados que exportaban ‘la pepa de oro’ a los mercados de Europa.
Los balcones curvilíneos de hierro forjado son una de las características en la fachada. Hay detalles en las ventanas.
La casona conserva la historia de esa época en Guayaquil, por cuyo puerto salían las cargas, y ahora se convertirá en el nuevo Museo del Cacao. Luego de ser declarada Patrimonio de la Ciudad, la administración de Jaime Nebot la expropió a los herederos de la familia Guzmán para rescatar su esplendor arquitectónico.
La propiedad se entregó a la Empresa Municipal de Turismo para la implementación de la museografía. En agosto del 2018 arrancaron los trabajos de reparación y restauración. Además, la intervención incluyó la adaptación para las salas museográficas en los tres pisos. En ambas obras se invirtieron USD 1,2 millones.
La museografía está a cargo de Enrique Fierro. Él también ha estado al frente de la instalación de los museos de los equipos del Astillero, Barcelona y Emelec, en Puerto Santa Ana.
En toda su fachada se destacan motivos florales en
relieve.
El nuevo museo exhibirá “las pruebas más relevantes” de que el origen del cacao es en Ecuador: cantón Palanda, provincia de Zamora Chinchipe. “Nuestros antepasados consumieron cacao hace más de 5 000 años”, señala. Toda la historia cronológica se recorrerá en 15 salas que actualmente están en montaje.
Incluye la historia de cómo llegó a Centroamérica en balsas, el reconocimiento como el mejor cacao fino y de aroma, hasta cómo el país se convirtió en el primer productor mundial y Guayaquil en ‘la Capital Mundial del Cacao’.
El espacio contará con audioguías en cuatro idiomas para que los turistas puedan conocer la historia del producto. En la parte posterior del Hotel Ramada, que da a la calle Panamá, se elaborará un gran mural que recogerá la historia del cacao y el aporte a la economía de la ciudad.
La calle guarda la historia de la época del ‘boom’, cuando ‘la pepa de oro’ se secaba en los tendales y portales. El aroma invadía las viviendas, las bodegas y llegaba hasta los muelles donde estaban los comercios.
La Casa Guzmán es parte del proyecto integral de la calle Panamá, que incluye un teatrino, galerías de arte y cafeterías. En el Garaje Guayas se construyeron locales comerciales que serán concesionados para vender productos de cacao y atraer a los turistas.