El espacio familiar del escritor Fernando Carrión mantiene un estilo formal y funcional. Foto: Pavel Calahorrano / EL COMERCIO
Aunque parezca lo mismo que una sala de estar, la habitación familiar o ‘family room’ acoge actividades de distracción más hogareñas.
Se distingue por tres características: su ubicación en la casa, su función y su diseño. Así lo explica la arquitecta e interiorista Carolina Zambrano. “La sala de estar es el lugar informal, que acoge a los invitados; el ‘family room’ es un lugar mucho más íntimo”.
De ahí que su ubicación dentro de la casa sea pensada también desde la intimidad.
Según Zambrano, la extensión de casas y departamentos actuales no da mucha posibilidad de tener tanto una sala de estar como un ‘family room’. El sitio informal estaría siempre cerca a las zonas sociales, “por lo general junto a la cocina”; mientras que la habitación o espacio familiar da menos acceso a personas externas a la casa, por estar cerca de las habitaciones.
“Dependiendo de la disposición de la casa -recomienda la profesional- el ‘family room’ debería tener salida a zonas externas como jardines o terrazas, pero siempre desde un área íntima”.
Al ser un lugar dispuesto para la distracción de la familia, algunos elementos no pueden faltar en esta zona. Todo depende de la cantidad de espacio con que se cuente. El mueble de entretenimiento o multifunción, además de servir para colocar la televisión y diferentes aparatos, tiene que contar con espacios de almacenamiento para juegos de mesa y video, álbumes de fotos y películas.
El sofá, por estar en una zona de confort, debe ser versátil y cómodo, “considerando que en la intimidad, los usuarios no permanecerán sentados, sino que quizá se acuesten”. Por ello, en estos lugares son recomendables los muebles reclinables y los sofá camas.
Si se cuenta con suficiente espacio para el ‘family room’, Zambrano recomienda incorporar un escritorio que fusione el espacio con un estudio, “ya que también es una zona íntima”. Una mesa de uso múltiple es otro elemento que se puede incluir si se cuenta con suficiente espacio.
La habitación debería tener al menos tres por tres metros, explica la arquitecta, “siempre y cuando haya dos paredes sólidas, sin ventanas ni puertas para poner los muebles”.
Una vez que se conforme adecuadamente el espacio, hay que pensar en los detalles decorativos que le darán estilo. Esto debe partir de la noción de intimidad, tanto al elegir los colores y materiales del ambiente, del mobiliario y de los accesorios complementarios.
María Fernanda Andrade, interiorista, dice que tanto en las paredes como en el mobiliario, la gama de color depende del modelo global de la casa. “Si toda la casa es minimalista se puede usar gris o rojo, no en una pared completa, sino en una zona para darle vida”.
Cuando se trata de algo contemporáneo -explica- el color debe ser cálido como el beige.
La iluminación debe ser tenue: dicroicos alrededor y una luz central para cuando se necesite intensidad, por ejemplo en un juego de cartas.
Los accesorios también dependen del estilo general. Al ser un espacio familiar, Andrade recomienda colocar composiciones fotográficas con marcos de varios tamaños en la cabecera del sofá.