Apena leer titulares como estos, pero es la cruel realidad, y claro si en lo que menos se invierte es en calidad de educación. Los políticos, a voz en cuello se hacen escuchar que lo mucho que ha provenido del petróleo, se ha usado en salud y educación, pues qué mentira tan grande.
Lo que menos se hace es invertir en educación; ni universidades, ni entidades públicas como ministerio de Educación ni Secap invierten en tecnología, disponible en países de alto desarrollo. Pues acá se quiere descubrir el agua tibia, desarrollar lo que ya está desarrollado en el mundo, no hay capacidad ni ejecutividad para contratar equipos y laboratorios de alto nivel, lo que hace la burocracia es gastar plata y tiempo, que paga el país y no poder implementar tecnología que nos saque de la posición vergonzosa en que nuestro nivel educativo superior se halla sumido.
¿Qué futuro tendrá un país donde los profesionales de áreas técnicas no disponen de tecnología para desarrollar sus capacidades? Claro, muchas de las mal llamadas universidades consideran esto un simple negocio y no invierten en equipamiento de alta calidad, las moda-universidades prefieren tener escaleras eléctricas a un buen laboratorio para las ciencias que producen tecnología de última generación.
Y el Senescyt, que comenzó con gran impulso la depuración de la educación superior, ahora ya no hace nada para forzar a las universidades e instituciones técnicas, públicas y privadas, para mejorar su infraestructura y capacidades.