Las tragedias ocurridas en Santa Rosa de Pomasqui, donde 14 viviendas se vieron afectadas y 25 familias lo perdieron todo y el incendio ocurrido en el centro de Esmeraldas, donde ocho viviendas y 50 locales comerciales fueron convertidos a cenizas, nos hacen pensar que hubo falta de previsión. La una porque hasta la fecha en que sucedió el deslave, las autoridades municipales no se percataron del peligro que tenía este barrio, con la falta de cierre técnico de la cantera que causó el aluvión. Como esta existen a lo largo de la vía a la Mitad del Mundo, un sinnúmero de pequeñas urbanizaciones que están con el mismo peligro. En el incendio, se comprobó las deficiencias que tiene el Cuerpo de Bomberos y la falta de agua, que subsiste desde que salió el primer barril de petróleo en 1972. El pueblo reclamaba “tenemos petróleo, pero no tenemos agua”. La administración pública está llamada a brindar seguridad a la población, so pena de perder su confianza, uno de los elementos necesarios para obtener previsión, es la fiscalización de las obras y los trabajos que las empresas públicas realizan. La Asamblea está llamada a realizar esta tarea que hasta hoy ha sido deficitaria.