En días anteriores, se ha anunciado la reforma del artículo 118 de la Ley Orgánica de Educación Superior, en virtud de la cual los Institutos técnicos y tecnológicos podrán otorgar títulos de tercer nivel. A todos quienes hayan culminado, una carrera técnica o tecnológica, se les reconocerá con título.
Identificar a los títulos técnicos, con los de tercer nivel es un gran engaño, con consecuencias enormemente dañinas para la productividad y cultura social.
Los primeros engañados son los mismos estudiantes: aquel que alcanza un título técnico en dos años, no tiene el mismo nivel de conocimiento que aquel que ha cursado una carrera completa de 4 o 5 años, en una Universidad o una Escuela Politécnica.
El estudiante que ha cursado los 4 o 5 años de universidad y realmente ha alcanzado un título de tercer nivel, se ha motivado en la promesa social abstracta por la cual a mayor esfuerzo académico en la Universidad, mayor reconocimiento ha de tener el título que obtenga. El esfuerzo extra que realiza sencillamente no es considerado.
Reconocer a los títulos técnicos como de tercer nivel, ha de generar efectos sociales negativos. Uno de naturaleza cultural y el segundo de naturaleza productiva.
Esta decisión gubernamental, motiva la mediocridad en el universo de estudiantes que obtienen el bachillerato. No habrá necesidad, y menos motivación, de estudiar 4 o 5 años en una Universidad o Escuela Politécnica, si con estudios de 2 años ya se puede alcanzar un título de tercer nivel.