Aquel sagrado grito de libertad del 10 de Agosto de 1809, creo que no fue un grito aislado y
solitario, sino el grito que se ha ido gestando poco a poco en el corazón del pueblo. El Ecuador se propuso buscar, hasta que lo consiguió, la senda que lo condujo a una vida digna, independiente y libre de los poderosos de esa época. Los héroes de aquella gloriosa jornada, sintieron que el tiempo estaba ya maduro para hacer oír al país y al mundo, el clamor de ese grito que reclamaba libertad. Ser libres era la consigna, y había que implementar los medios y las acciones para cristalizar ese gran sueño. La fe del pueblo fue la que construyó la patria, marcada por las ansias de ser libre e independiente. Pero, paradójicamente, ¿qué es lo que está ocurriendo ahora?, que el poder -encabezado por el Presidente- nos está queriendo arrebatar de cuajo esa libertad que costó sangre, lágrimas y sacrificio; pero que hoy, lamentablemente, se está intentando la famosa Ley de Comunicación que ya está por aprobarse; mediante la cual se nos quiere limitar y, más que eso, coartar la libertad que todos tenemos de poder expresar nuestra libérrima palabra. Ojalá que todavía pudiera escuchar nuestro pueblo el ruido de esas cadenas que nos quieren volver a atar y frustrar la realización de nuestros mejores proyectos; y así poder sentir que aquel grito de hace tantos años aún no se lo ha llevado el viento, sino que se volvió una conquista lograda y consolidada entre todos quienes seguimos soñando días
mejores para la patria.