Resquemor y Anacronismo
Oswaldo Hurtado en su libro ‘Costumbres de los Ecuatorianos’, aborda con objetiva crudeza y apreciación histórica exquisita, aspectos inherentes al nacimiento, desarrollo y madurez de nuestra sociedad, desde el crepúsculo de la colonia, pasando por la aurora de la época republicana, hasta la actualidad; la misma de funda al amparo de conceptos de estratificación social, determinando un Ecuador desde su estado embrionario, como una nación socialmente jerarquizada, configurada en su mayoría por una población indígena, que representaba mano de obra barata y abundante para los pocos mestizos y españoles que se apropiaron de sus tierras, previo, alguna compensación irrisoria en el mejor de los casos; este proceso histórico inspirado en el subyugamiento permitió la sumisión sistemática del indio, primero a los españoles y luego a la clase empoderada.
Racial, política y territorialmente, durante la era republicana, secuestrando de esta manera, el emprendimiento, la libertad, e independencia de nuestro espíritu; esta ausencia de valores dio lugar al nacimiento de una “cultura pedigüeña”, característica del ecuatoriano. Esta realidad histórica nos hace distintos a los venezolanos; se ha pretendido polemizar, por comentarios supuesta mente “denigrantes”, hacia quien los acoge, relacionados con costumbres, formas de hablar, y el más ultrasensible de todos, el que hace alusión a la condición racial del ecuatoriano. Considero un anacronismo, el pensar que en pleno siglo XXI, siga produciendo resquemor, ese adjetivo. ¿Acaso el padre de la independencia del Ecuador no fue Eugenio Espejo?; es en torno a este filósofo, y escritor de origen indígena, que debería forjarse nuestra identidad y es hacia él, a quien debemos regresar la mirada, estemos donde estemos ; porque podemos evolucionar socialmente, económicamente, académicamente, pero nunca racialmente.