En su editorial de ayer, el Diario EL COMERCIO no ha sido riguroso en cuanto a las palabras del papa Francisco cuando expresa: “Dio un mensaje sobre el papel de la evangelización -lo único revolucionario, dijo-, en las dos homilías de las misas campales que ofició en Guayaquil y Quito”. Lo que dijo el papa Francisco textualmente fue: “Eso es evangelizar, esa es nuestra revolución porque nuestra fe siempre es revolucionaria”.
En los momentos que vive el Ecuador, debo resaltar el llamado de Francisco a la unidad: “La unión que pide Jesús no es uniformidad sino la multiforme armonía que atrae, la inmensa riqueza de lo variado, de lo múltiple que alcanza la unidad”.
“Es impensable que brille la unidad si la mundanidad espiritual nos hace estar en guerra con nosotros, en una búsqueda estéril de poder, prestigio, placer o seguridad económica y esto a costillas de lo más pobres, de los más excluidos, de los más indefensos”. Este mensaje nos llega a todos, en especial a quienes ostentan el poder político y a los que tiene el poder económico.
Pero no debería preocuparnos tanto que los demás hayan escuchado al Papa y actúen en consecuencia. Francisco nos habló a cada uno de los ecuatorianos y en nosotros está hacer vida esa palabra.
Ojalá todos y cada uno de los ecuatorianos podamos hacer realidad su mensaje: “Mientras en el mundo, especialmente en algunos países, aparecen diversas formas de guerras y enfrentamientos, los cristianos queremos insistir en nuestra propuesta de reconocer al otro, de sanar la heridas, de construirpuentes, de estrechar lazos y de ayudarnos mutuamente a llevar las cargas”. Amén.