Estudios de la Universidad de Australia Occidental confirman que la Cannabis sativa o marihuana común altera el ADN provocando mutaciones cancerígenas. Las revistas científicas Mutation Research y The Lancet establecen que tres marcadores genéticos humanos serían responsables de la dependencia y adicción a esta droga, y que el gen CSMD1, cuya función es clave para un correcto desarrollo del cerebro, puede alterarse bajo su acción. Estos trastornos genéticos no fueron tomados en cuenta para que un grupo de asambleístas, dé luz verde al cultivo de esta yerba de mil nombres, aquí en el Ecuador. Esta sospechosa decisión parlamentaria aparece solidaria con otras medidas políticas gubernamentales que han favorecido al narcotráfico como la desaparición de la base Norteamericana de Manta, la restricción policial y militar en Esmeraldas y la legalización del consumo mínimo de droga de manera individual, poniendo en serio peligro a la población en general y particularmente a la juventud, máxima consumidora mundial y objetivo principal del traficante. El organismo del joven difunde rápidamente el THC o Tetrahidrocannabinol componente químico de la marihuana causante de los efectos indeseables como alteración de los sentidos, pérdida de noción de tiempo y espacio y progresivamente alucinaciones, delirio y psicosis. El gen AKT1 se altera con el humo cannábico produciendo desordenes psiquiátricos a largo plazo. En el Ecuador 49 de cada 100 nacidos vivos son hijos de madres entre 12 y 19 años, casualmente el grupo etáreo de mayor número de fumadores del cannabis, el cual consumido en el embarazo de cualquier mujer produce recién nacidos de bajo peso, retardo neuromotor post natal y posteriormente descenso del coeficiente intelectual y pérdida de la memoria. Los asambleístas que asumieron esta nefasta decisión debieron saber que la paranoia y la esquizofrenia se relacionan directamente con la marihuana, por lo que justificar su uso por supuestos beneficios del THC como aliviar el dolor y la presión ocular, son pobres argumentos pues esto puede conseguirse con varios medicamentos sin semejantes efectos colaterales; y no obstante estos riesgos quien podría haber imaginado que la yerba del diablo, doña juana, verdosa o como quiera llamarse a esta herbácea originaria del Himalaya, iba a tener cultivos amparados por la ley en la mitad del mundo, y que más pronto que tarde nos vinculará a uno de los mas rentables negocios ilícitos cuyo máximo beneficiario universal es el crimen organizado: el cultivo y venta de marihuana.