Reacciones a los resultados electorales son un síntoma de un problema mundial
Al proclamarse los resultados de la elección del pasado 7 de febrero, las reacciones fueron mixtas y tan diversas como el país que 16 candidatos batallaron por gobernar. Un sentimiento común se refleja en las reacciones de actores políticos de casi todos los bandos. La poca confianza en la democracia no es algo nuevo ni único a nuestro país, tan solo hace un par de meses el expresidente de Estados Unidos Donald Trump clamó fraude electoral, causando división, repercusiones violentas y un juicio político a su contra.
Algunos incluso han comparado la reacción del candidato que alcanzó un tercer lugar muy cercano, Yaku Pérez, a la de Trump y su movimiento; esta comparación tiene una falla, la diferencia entre el segundo y tercer lugar fue minúscula, menos de la mitad de uno por ciento o un poco más de treinta mil votos en más de 10 millones de sufragantes.
Diferencias tan pequeñas en los resultados dejan un sabor amargo paro los que le faltaron unos pocos miles de votos para avanzar y dividen al país aún más. Otras democracias han adoptado mecanismos para mitigar esto con reconteos obligatorios o incluso métodos alternativos de voto para tener un resultado más representativo de la voluntad popular.
La democracia no es un sistema perfecto, el sistema electoral ecuatoriano aún menos, pero resultados como el de la última elección nos indican las fallas más significativas en el sistema y nos invitan a encontrar soluciones para poder perfeccionar nuestro sistema electoral para alcanzar gobiernos que representen la voluntad popular más que la de unos pocos grupos favorecidos.