No es un tema nuevo en realidad, los juegos de azar no tenían tanto recibimiento como lo es ahora ya cuando desde la llegada del covid-19 provocaron que las personas encuentren nuevos pasatiempos para evitar estrés o aburrimiento.
Cuando una persona se introduce en estos tipos de juegos de azar nos estamos arriesgando a tres instancias. Primero podemos ganar si acertamos el resultado por el que hemos apostado, otra en la que podríamos perder si no se analiza bien varios factores adicionales y última la posibilidad de que desarrollemos la ludopatía, enfermedad de trastorno psicológico que ocurre cuando una persona no puede evitar impulsos para seguir apostando.
En la actualidad existen empresas ecuatorianas que viven del azar y que no se encuentran reguladas por nuestra legislación, debido al no tratarse de un juego presencial no es ilegal como tal. Además, que las casas de apuestas ecuatorianas no son consideradas por sus fundadores con dicho termino, sino como “casas de pronósticos deportivos”, lo que provoca un vacío legal del cual se aprovechan.
Aunque algunos lo ven como un negocio rentable. Sin embargo, no hay que negar que de cualquier forma se convierte en una forma de ganar dinero “fácil”.