Los acontecimientos últimos producidos en la Asamblea, cuyo principal actor ha sido un ex militante del partido de Gobierno, uno de los más feroces defensores de la Revolución, que aparentemente ha caído en la tentación del poder desmedido no debe causarnos asombro ni sorpresa. Se dice que al hombre se le conoce cuando tiene el poder o está junto a él. Nos hace acuerdo este comportamiento con los no muy lejanos espectáculos que se daban cuando en el Congreso en cada elección de Presidente del Parlamento, corría plata y/o canonjías que les llevó a tener un desprestigio completo y una aceptación menor al 5%. Ahora mismo, la Asamblea está desprestigiada, moros y cristianos -juntos y revueltos, que es peor- con el repudio evidente de la ciudadanía, que con la madurez política adquirida en 32 años de democracia castigará a quienes jugaron con la confianza al ver permanentemente la falta de compromiso con sus principios ideológicos o de comportamientos éticos.
Debemos estar muy atentos y rechazar este tipo de comportamientos que nos conducirán a tener políticos de vitrina en un tiempo no muy lejano.