Los jóvenes tenemos la obligación de interesarnos por la vida pública de nuestro país debido a que más allá del trillado y repetido cliché que dice que “los jóvenes no son el futuro sino el presente”, nosotros debemos asumir la responsabilidad de forjar nuestro destino como patria, de rechazar y destruir viejas prácticas como la corrupción y los privilegios y configurar un proyecto de nación guiado por la justicia y la libertad. Por ende, la participación de los jóvenes en política es de suma importancia porque evita la perpetuación de los mismos personajes, promueve la generación de ideas nuevas, permite romper con los atavismos y prejuicios mentales y sobre todo posiciona los ideales sobre los intereses mezquinos. Es por ello que es sumamente lamentable la instrumentalización, cooptación y manipulación a la que han sido sometidos históricamente los jóvenes por el poder, un claro ejemplo es el caso de la presidenta de la Asamblea Gabriela Rivadeneira, quien obstruye el debate.