Sigmund Freud, el creador del psicoanálisis, en una de sus obras denominada “La Interpretación de los Sueños”, hace relatos muy esclarecedores sobre como nuestra mente puede reproducir los sueños y hacerlos tan reales, como si efectivamente sus actos y acciones los hubiéramos vivido de esa manera.
Ciertas impresiones de horas anteriores o quizás días anteriores, al estar soñando pueden reproducirse y hacernos sentir como si en efecto las estuviéramos realizando y cuando nos despertamos nos sorprendemos de aquellas situaciones; a veces podemos recordarlas, otras veces un poco y algunas veces casi íntegramente; qué poder tan inmenso de nuestra mentepara permitirnos que nuestros sueños puedan ser recordados.
Freud se refiere a que para interpretar los sueños debemos diferenciar entre las ideas latentes y el contenido manifiesto, siendo que el primero es la verdadera experiencia –deseos, vivencias- que motiva el sueño y el segundo es la historia o sucesos que el sujeto vive en el sueño, como un material elaborado a partir de los deseos y experiencias reprimidas.
Platón dijo: “Que los hombres mejores son aquellos a los que sólo en sueños se les ocurre lo que los demás hacen despiertos”.
Freud dice que para analizar e interpretar nuestros sueños debemos hacerlo como una realización de deseos, como la realización de un temor, como una reflexión o sencillamente con referirse a reproducir un recuerdo.
Todos nos sorprendemos como nuestras emociones se trasladan a nuestros sueños y vivimos momentos como si realmente los hubiéramos vivido o habríamos querido que así sean; incluso se manifiestan nuestros comportamientos y actitudes con nuestros familiares y amigos, sean de amistad, desagrado o cualquier situación que en la vida real la hubiéramos vivido.